Resumen
En arquitectura como en cualquier otra arte lo bueno y lo malo son términos ambiguos que varían en el tiempo, de forma que lo que hoy se considera que está bien, ayer era rechazado, haciendo tornar lo verdadero en falso. En el caso de la arquitectura moderna, la disparidad de interpretaciones que se pueden encontrar en las numerosas publicaciones que desde sus comienzos han ido apareciendo, han contribuido a aumentar esta confusión. Sin embargo, la arquitectura, como realidad construida, no deja de ser un producto elaborado por el hombre, precedido de un proceso razonado en el que el arquitecto evalúa los distintos condicionantes que existen, cuya validez viene determinada por la correcta aplicación de los preceptos utilizados, lo cual a su vez, depende en gran medida de la actitud que el autor defiende frente a la arquitectura. De esta forma, a partir del análisis comparativo de la trayectoria profesional de dos arquitectos de reconocido prestigio como son Alejandro de la Sota y Fco. Javier Sáenz de Oiza, se ha pretendido determinar la influencia que en los planteamientos arquitectónicos tienen los argumentos de carácter ético. La constatada diferencia existente entre ambas maneras de entender la arquitectura, justifica su elección de entre todos los compañeros que comenzaron su carrera profesional tras finalizar la guerra civil, ya que este contraste permite evidenciar con claridad la siempre difícil relación entre teoría y práctica arquitectónica. En este sentido, ha sido necesario realizar un análisis previo entre el discurso arquitectónico y la producción de cada uno de los dos arquitectos, a partir del cual, además de poder verificar el grado de coherencia existente entre el autor y su obra, se han podido establecer los paralelismos pertinentes para la posterior comparación de ambas trayectorias, centrando el análisis en los postulados de carácter ético. Los respectivos análisis individuales están precedidos de un estudio sobre el estado de la cuestión.
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