Resumen
Eduard Aunós, Milans del Bosch, Baró de Viver y Ramon Albó fueron los primeros barrios obreros de la ciudad de Barcelona. Su construcción se realiza entre 1928 y 1931, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Los asentamientos —integrados por agrupaciones de Casas Baratas — se insertaron en un contexto rural y a pesar de la aparente “colonización” que éstos ejercieron sobre su territorio, no establecieron un orden urbano fuera de sus propios límites, ya que la parcelación y ejes del entorno estaban establecidos. En consecuencia, cada barrio se vinculó con la ciudad de una forma singular. El análisis de los grupos nos ha permitido demostrar que, el trazado urbano dispone de una estructura interna que funciona autónoma del territorio; que existen elementos comunes en el trazado (ejes estructurales, retícula de calles, parcelación, configuración de las manzanas, disposición de los servicios y características del espacio público) y en la arquitectura (dos tipologías de vivienda de planta baja con patio) y que el conjunto de estos elementos definen un modelo de barrio. Además, la dimensión de la parcela destinada a cada vivienda, el uso del patio y la organización interna de la casa, también nos permiten constatar que pese a su emplazamiento rural, este modelo de vivienda obrera adquiere una condición urbana, en el cual por razones económicas, funcionales y de espacio la calle se convierte en la extensión virtual de la casa. La sencillez y claridad organizativa de los grupos y las viviendas, permitieron la formación de paisajes urbanos concretos y de cualidades ciertas que permanecieron invariables durante décadas, representando para la ciudad de Barcelona un periodo claramente definido de la historia, el urbanismo y la arquitectura. El valor de estos barrios se concentra en su trazado —que ordenó el espacio de forma sencilla otorgando a los conjuntos una clara implantación sobre el territorio—, en la estructura urbana y social de pequeña comunidad y en la vida colectiva que se realizaba en sus calles. En la década de los ochenta el Patronat Muncipal de l’Habitatge cuestiona la vida útil de las viviendas debido a su antigüedad, precariedad constructiva, escasa superficie útil, etc. Condiciones que sumadas a la falta de mantenimiento, permitieron considerar por primera vez la permanencia o sustitución de las Casas Baratas. La elección del bloque de vivienda masiva para sustituir las Casas Baratas en Baró de Viver y actualmente en Bon Pastor, ha significado la pérdida de la identidad histórica, arquitectónica y urbana de los barrios, por lo cual son irreconocibles en la actualidad. Aunque en Eduard Aunós se preservó parte del trazado urbano y los bloques de vivienda tenían una escala menor, el resultado de la reforma fue el mismo. Estos asentamientos edificados en zonas suburbanas desvinculadas de la ciudad y con dificultades de comunicación, hoy presentan una ubicación estratégica entre los barrios de la periferia. Sin embargo su mayor centralidad no siempre ha significado su integración urbana y social. Analizados los proyectos de sustitución consideramos que las remodelaciones de estas características deben conservar las señas de identidad de los barrios. Preservando y potenciando los elementos que configuran la estructura urbana: trazado, escala, morfología, la baja densidad, las viviendas de poca altura y la calle como espacio comunitario de encuentro y relación. Aunque el trazado de los conjuntos ha sido infravalorado de forma sistemática, hemos constatado que tiene el potencial y reúne las características para adaptarse a las necesidades urbanas actuales, asegurando con ello su permanencia. El trazado puede funcionar como soporte de un proceso integral de transformación urbana, generando unas directrices o modelo de reforma que puede utilizarse en otros casos análogos. Por estos motivos es importante preservar del trazado urbano de Can Peguera, el último grupo de Casas Baratas que existe en la ciudad de Barcelona
Ver tesis