Miguel Martín-Fernández de la Torre
Las Palmas de Gran Canaria, 1894-1980
Miguel Martín-Fernández de la Torre nace en 1894 en Las Palmas de Gran Canaria, en el seno de una familia de la burguesía comercial, relacionada con el núcleo de la intelectualidad de la ciudad.
Su hermano Néstor (1887-1938) ─el internacionalmente reconocido pintor modernista-simbolista, decorador y escenógrafo, impulsor del tipismo canario─ contribuye a su formación como arquitecto, sufragando parte de sus estudios e introduciéndolo en los ambientes culturales que frecuenta. Entre sus amigos canarios se encuentran los escritores Tomás Morales, Alonso Quesada, Saulo Torón y Luis Doreste Silva. Además, también le introduce en los círculos artísticos e intelectuales madrileños, como las tertulias literarias de Ramón Gómez de la Serna en el célebre Café Pombo, o entre sus amigos de la Residencia de Estudiantes, a las que incluso asisten arquitectos que debaten sobre el camino a seguir frente al eclecticismo imperante.
En 1910, Miguel Martín-Fernández inicia sus estudios de arquitectura en Barcelona, donde vive con un tío emparentado con una importante familia de industriales, ligada al mundo de la cultura y mecenas de artistas, como su hermano Néstor. En 1914, coincidiendo con el estallido de la Primera Guerra Mundial, se traslada a Madrid para continuar con su formación. Allí coincide con algunos de los que se convertirían en los arquitectos racionalistas más relevantes del panorama madrileño, como Rafael Bergamín Gutiérrez, Luis Blanco-Soler Pérez, Agustín Aguirre López o Casto Fernández Shaw.
Durante los últimos años de carrera, trabaja para su profesor Secundino Zuazo, autor de uno de los edificios más representativos del racionalismo español ─la Casa de las Flores (Madrid, 1930)─, con quien continuaría su relación cuando éste es desterrado políticamente a Canarias (1940-1943), perpetuando así el vínculo del canario con Madrid.
En 1920, Miguel Martín-Fernández obtiene el título de arquitecto y abre una oficina en la capital, desde donde combina la realización de proyectos en la península, con otros para su ciudad natal. Pronto empieza a cosechar sus primeros éxitos y, en 1922, logra la Medalla de Plata en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, por el proyecto para el Monumento a Juan Sebastián Elcano, en la iglesia del Ratón en Guetaria.
Ese mismo año, el alcalde José Mesa y López le encarga un plan para la ciudad de Las Palmas (Plan de Las Palmas de 1922), que se realizaría de manera intermitente y que culminaría con el Plano de Las Palmas, en 1930. Se trataba de un plan para una ciudad totalmente nueva, un proyecto de urbanización de una “gran ciudad” que debía contemplar los dos polos preexistentes: el casco antiguo y la ciudad portuaria. Entre ambos núcleos, Miguel Martín-Fernández plantea nuevos barrios, además de otras actuaciones de carácter estructurante, como la construcción de la avenida marítima, de zonas verdes, etc.
Para redactar el Plan, regresa a Las Palmas de Gran Canaria en 1923. Sus primeros proyectos en la isla destacan por su prestancia urbana y responden a la corriente ecléctica propia de la arquitectura española del momento, a base de la combinación de estilemas academicistas, nacionalistas y regionalistas, muy influenciada por la escuela que Ucha denomina “los primeros arquitectos céntricos madrileños”. Especialmente por su profesor Teodoro Anasagasti, que fomenta su interés por los movimientos internacionales y que el canario trata de descubrir a través de su excelente colección de revistas internacionales, así como mediante sus frecuentes viajes a Europa. Como resultado, Miguel Martín-Fernández se mantiene totalmente al tanto de las vanguardias arquitectónicas europeas y evoluciona hacia una arquitectura racionalista, cuya primera expresión es la Casa Machín (1927).
En dicha evolución cabe destacar la influencia de la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales de París (1925), que causa un gran impacto en España, donde jóvenes arquitectos empiezan a reflexionar sobre nuevos planteamientos. Se desconoce si Miguel visita la exposición, pero su hermano Néstor participa con una vidriera en el pabellón español.
Otro acontecimiento clave en ese avance hacia una nueva arquitectura es el largo viaje que, con motivo de su boda, realiza a 1928 a Centroeuropa. Las vanguardias artísticas le causan un gran impacto, especialmente la alemana. Durante el mismo también visita en París a su hermano Néstor y a su cuñado, el compositor Gustavo Durán. Allí conoce a los cubistas y los surrealistas españoles, a Buñuel y al muralista Josep María Sert (tío de Josep Lluís Sert, que entonces trabajaba en el estudio de Le Corbusier).
Entre 1929 y 1939, realiza casi 300 proyectos racionalistas, entre los que cabe destacar, en Tenerife, la Fábrica de Tabacos la Belleza (1929) y, en Gran Canaria, la Colonia Alvarado (1930) ─estimada su primera obra plenamente racionalista─, el Edificio Staib (1930), el Manicomio Provincial (1930), el Cine Cuyás (1931) ─que contribuyó a transmitir la arquitectura racionalista a la ciudadanía─, la Casa Palacio del Cabildo Insular (1932) ─considerada una de las obras más destacadas del racionalismo español─, la Colonia ICOT (1937) ─un proyecto urbano que, en busca de la obra de arte total, incluso incluye el mobiliario, construido en el taller familiar─, la Casa del Niño (1938), etc. Obras por las que Miguel Martín-Fernández de la Torre es valorado como uno de los arquitectos racionalistas más importantes de nuestro país y que han convertido a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en un referente de la arquitectura de movimiento moderno.
Cabe destacar que, si bien esa arquitectura fue proyectada en Europa para resolver las necesidades residenciales de la clase obrera, en Gran Canaria es impulsada como expresión de los nuevos tiempos modernos por una burguesía profesional y mercantil, gracias al puerto, cosmopolita y habituada a relacionarse económica y culturalmente con Europa, a donde viaja con frecuencia.
Ese carácter cosmopolita también se hace presente en la oficina de Miguel Martín-Fernández, donde trabajan arquitectos europeos como Rudolf Schneider, Fromudbürger o Richard E. Oppel (que colabora en el estudio entre 1932 y 1936 y que contrae matrimonio con una hermana de Miguel). Dichos arquitectos contribuyen a sus conocimientos sobre las tendencias arquitectónicas y materiales alemanes, permitiendo convertir su oficina en un laboratorio experimental donde se importan nuevos materiales y elementos prefabricados, que todavía no se comercializan en el archipiélago.
En 1934, Néstor regresa a Gran Canaria e involucra a su hermano en la creación de una cultura autóctona, para promocionar el turismo. Néstor fue el ideólogo del Pueblo Canario (1938-1959), pero debido a su prematuro fallecimiento, es construido por Miguel; quien dentro del mismo estilo neocanario realiza el Hotel Santa Catalina (1949). Ambos proyectos conforman un conjunto de gran valor, asociado a uno de los grandes pulmones verdes de la ciudad ─el constituido por el Parque Doramas y los Jardines de Rubió (1957, Nicolau Maria Rubió i Tuduri)─ situado en el barrio de Ciudad Jardín, la joya racionalista de Las Palmas de Gran Canaria, trazada por Miguel Martín-Fernández y protagonizada por sus valiosas obras modernas. Fuera de dicha Vega de Santa Catalina, el arquitecto también materializa otros proyectos regionalistas de su hermano, como la Casa del Turismo (1944) o el Parador de Tejeda (1945).
Avanzada la dictadura, en 1958 comienza el proyecto de la Casa del Marino (1958-1964), un brillante edificio multifuncional que contribuye a reconducir la arquitectura local a la segunda modernidad y que, como José Antonio Sosa Díaz-Saavedra apunta, podría emparentarse culturalmente con experiencias europeas de usos mixtos, como las de Van den Broek y Bakema o las de Peter y Alison Smithson.
En 1953, Miguel Martín-Fernández de la Torre es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Permanece activo hasta 1974 ─tras haber realizado unos 1.500 proyectos─ y fallece en 1980. Su obra transformó totalmente la ciudad y la vida de Las Palmas de Gran Canaria, dejándonos un legado de extraordinario valor a nivel nacional e internacional.
Biografía a cargo de Eva Llorca
Bibliografía
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