José María García de Paredes Barreda
Sevilla, 1924-Madrid 1990
Nacido en el seno de una ilustre familia gaditana, de gran tradición militar y marinera, el joven José María elegiría la carrera de arquitectura por influencia de Casto Fernández-Shaw, amigo de la familia. En Sevilla cursó los estudios de ciencias exactas previos a su matriculación en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en el año 1943. Antes de terminar sus estudios fue beneficiario de una beca de la Dirección General de Relaciones Culturales, lo que le permitió realizar un viaje de estudios que le llevó a Inglaterra, Irlanda y Francia. A la vuelta y una vez finalizados los estudios de arquitectura en 1950, empezó su carrera profesional en colaboración con Rafael de La-Hoz. En esta primera etapa de ejercicio profesional, José María García de Paredes prosiguió con sus viajes para conocer las vanguardias de la arquitectura europea en Francia, Italia, Noruega, Dinamarca, Alemania y Holanda. Las influencias de la arquitectura nórdica quedarían patentes en dos de las obras que realizó en colaboración con Rafael de La-Hoz: la Cámara de Comercio de Córdoba y el Colegio Mayor Aquinas de Madrid, que recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1956.
El compromiso internacional con su formación personal prosiguió con viajes a Suecia, Finlandia, Bélgica, Centroamérica y los EE UU. Los conocimientos adquiridos en sus múltiples viajes impregnan sus realizaciones arquitectónicas a largo de toda su carrera. El Gran Premio de Roma que recibió con el proyecto para el Pabellón de España en la Bienal de Venecia le permitió establecerse en la capital italiana de 1956 a 1958. Fue precisamente en Roma donde el joven arquitecto empezó a colaborar con Javier Carvajal en una serie de proyectos en territorio italiano entre los que destacan el Panteón de Españoles Ilustres de Roma y el Pabellón de la Trienal de Milán de 1957.
Su etapa de colaboraciones con otros arquitectos finalizó con las obras firmadas con Corrales y Molezún, ya en Madrid: la Escuela Superior de Ingenieros de Telecomunicaciones y el Poblado Dirigido de Almendrares. En sus primeras obras en solitario demostró una gran sensibilidad para intervenir en espacios comprometidos y patrimoniales, ya sea en célebres montajes expositivos como la instalación del Guernica en el Casón del Buen Retiro o el montaje para exposición Manuel de Falla en el monasterio de San Jerónimo de Granada; o bien en intervenciones en edificios históricos como el Carmen de Rodríguez-Acosta o el Museo del Prado. Al final de su carrera fué nombrado presidente del Consejo Asesor de Monumentos del Ministerio de Cultura
En su etapa de madurez, compaginó el ejercicio profesional con la docencia en la Escuela de Arquitectura de Madrid. Su obra es prolífica, variada en las tipologías y repartida por todo el territorio nacional: la investigación alrededor de la arquitectura religiosa, iniciada con la Parroquia de San Esteban de Cuenca, culmina en una de sus obras más relevantes, la Iglesia de la Fuencisla, en Almendrales, Madrid. A lo largo de los años centrales de su carrera construyó edificios dedicados a la formación profesional y artística en Teruel, Cáceres, Granada y Ávila; iglesias en Vitoria, Málaga y Madrid, que se suman a las ya mencionadas; edificios corporativos para el Banco de Granada; casas unifamiliares por el todo el país y complejos plurifamiliares de gran tamaño. Su obra está especialmente presente en la ciudad de Granada, donde construyó un buen número de edificios, como el pequeño, pero muy celebrado, edificio para la Real Sociedad de Tiro de Pichón.
El Auditorio Manuel de Falla (1978) es una obra decisiva en su trayectoria y es especialmente relevante por su ubicación, integrada en las laderas cercanas a la Alhambra granadina. La obra venia precedida de un salto de escala en los programas públicos abordados en su estudio: el concurso para el Teatro de la Ópera en Madrid (1964), el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid (1964) o el Centro de Convenciones y Congresos en Torremolinos (1965). Además, le unían al proyecto vínculos familiares, ya que la esposa del arquitecto era María Isabel de Falla, sobrina del compositor. Cuando, en 1966, el arquitecto ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, su discurso versó precisamente sobre la síntesis artística entre la música y la arquitectura, con el título Paseo por la arquitectura de la música.
Esta gran obra abre la última etapa de su producción en la que aborda programas complejos y edificios de gran tamaño. En la década de 1980, abandona, en parte, la ortodoxia de la arquitectura racionalista para acercarse a las corrientes posmodernistas propias del momento, en obras como el Palacio de la Música de Valencia, el Auditorio Nacional de Música en Madrid o el Palacio de Congresos de Murcia.
Su hija Ángela, junto con Ignacio García Pedrosa, se hicieron cargo del estudio que ha seguido cosechando éxitos y recibiendo importantes encargos y reconocimientos.
Bibliografía
- GARCÍA DE PAREDES, José María, Escritos sobre arquitectura y arquitectos, Fundación Arquia, Madrid, 2024.
- GARCÍA DE PAREDES, Ángela, ed., José María García de Paredes 1924-1990, arquia/temas 43, Fundación ARQUIA, Barcelona, 2019.
- AA VV, José María García de Paredes, Madrid, Colegio Oficial de Arquitectos, 1992.
- BALDELLOU, Miguel Ángel, García de Paredes, la arquitectura y el silencio en Documentos de Arquitectura, ETSAM (UPM), Madrid, 1992.
- BALDELLOU, Miguel Ángel, “El arquitecto García de Paredes. La arquitectura de García de Paredes”
- GARCÍA DE PAREDES, Ángela, El Auditorio Manuel de Falla 1974-1978, Archivos de Arquitectura. España siglo XX, Colegio de Arquitectos de Almería, Almería, 1995.
- HERNÁNDEZ PEZZI, Carlos, José María García de Paredes, Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, Málaga, 1992.
- GARCÍA DE PAREDES, José María, The Architecture of the Prado Museum, International Laboratory of Architecture & Urban Design, Siena, 1985.
- FLORES, Carlos, Arquitectura española contemporánea, Madrid, Aguilar, 1961.
Fotografía de José María García de Paredes: © Alberto Schommer