Iglesia parroquial de Santa María del Monte Carmelo

Sobre un solar entre medianerías desarrolla el autor este templo, una de sus obras predilectas, dentro de un conjunto conventual para los Padres Carmelitas, que no se concluiría hasta 1971.

El volumen presenta tres niveles: cripta independiente en el sótano, iglesia, mayoritariamente de doble altura, y coro de fieles, en gradación y rodeando la nave. En su resolución destaca el estudio de las circulaciones, al permitir el acceso de los fieles a los distintos pisos sin alterar su funcionamiento, una deuda de sus muchos conocimientos de la arquitectura teatral. De ahí también la diafanidad y total visibilidad del espacio sagrado, logradas por su planta en abanico orientada hacia el altar mayor, el cual se eleva y se ilumina cenitalmente, consiguiéndose un efecto de mayor amplitud que la real y la perfecta comunión entre los fieles y el sacerdote oficiante.

La estructura de hormigón armado se resuelve, en la cripta, con pilares y jácenas hiperbólicas, y en la iglesia, con soportes, ménsulas y contrafuertes diagonales, cuya disposición se aprovecha no sólo para la sustentación del coro y la cubierta sino también para la colocación de confesionarios y patinejos triangulares en las medianerías, dado el perímetro rectangular del solar. En ellos se sitúan las vidrieras policromadas diseñadas por el pintor Manuel Suárez Molezún, que producen una luz tangencial y favorecen el recogimiento y la plegaria.
Miguel Lasso de la Vega Zamora. Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM