Luis Gutiérrez Soto

Madrid, 1900-1977

El padre de Luís Gutiérrez Soto era un ingeniero de caminos vizcaíno, mientras que su madre era burgalesa e hija de nobles Grandes de España. Su infancia transcurre a caballo entre la ciudad de Madrid y El Escorial, donde cursó bachillerato a la vez que empezaba a prepararse para los estudios de arquitectura en una academia. Según él mismo explicaría, el contacto durante esos años con el Real Monasterio y la arquitectura imperial de los Austrias sería determinante y un referente que utilizará de forma directa en obras de finales de la década de 1930, como el Ministerio del Aire en la Puerta del Hierro.

En sus años de adolescencia y primera juventud destacaría como futbolista, llegando a jugar en el primer equipo del Atlético de Madrid con el sobrenombre de “pichichi”. El interés por los deportes le acompañará siempre, hasta el punto de ser uno de los tres fundadores del Club de Campo de Madrid, cuya sede proyectará ─en un solar cedido por el rey Alfonso XIII─ junto con el arquitecto José Antonio Domínguez Salazar en 1931.

A pesar de su determinación de convertirse en arquitecto, su trayectoria académica no fue especialmente brillante, llegando a ser descartado en la carrera por repetir cuatro veces seguidas una misma materia relacionada con el dibujo sin conseguir superarla. Cuando había desistido de ser arquitecto, y ya matriculado en Ingeniería Naval, fue readmitido graduándose finalmente en 1923. Su periodo en en la escuela de arquitectura Madrid tampoco fue fácil a nivel personal: su familia se vió arruinada por unas inversiones fallidas y el aspirante a arquitecto tuvo que trabajar como escaparatista o pintor de abanicos y mobiliario para costearse los estudios.

En sus primeros años de ejercicio profesional colaboró en el estudio de Modesto López Otero, a la vez que emprendería una serie de viajes de estudio que le llevarían a conocer a Le Corbusier ─sin mucha convicción por su trabajo─, Otto Wagner, Bruno Taut, Josef Hoffman o Hans Poelzig. Sus influencias iniciales fueron heterodoxas, incluso en algunos casos contradictorias: centrándonos solo en los palacios para proyecciones de cine ─una de las tipologías más recurrentes en sus primeros años─, firmaría ejemplos nítidamente art decó como el Cine Callao ─proyectado tras un viaje a París en 1925─, expresionistas como el Cine Europa ─claramente influenciado por Mendelssohn─ o racionalistas como el Cine Barceló.

Según sus propias palabras, el interés por el racionalismo arquitectónico le llega más por influencia de la obra “sobria” de Modesto López Otero y Secundino Suazo que por una convicción ideológica o estética. A pesar de ello, a lo largo de toda la década de 1930 seguiría desarrollando obras que pueden enmarcarse dentro de un estilo racionalista o, al menos, dentro de tendencias asimilables a la arquitectura moderna del momento.

Su enorme producción en la ciudad Madrid le convierte en uno de los arquitectos cuya obra ha tenido más influencia en el desarrollo de la capital a lo largo del siglo XX, ya sea por sus más de 400 obras construidas en la ciudad como por la capacidad de estas obras marcar un estilo que sería abrazado por muchos de sus colegas de profesión. El grueso de esta producción está marcado por encargos de grandes constructoras privadas, para las que construirá numerosos edificios de viviendas. De entre todos ellos, cabe destacar el construido para la inmobiliaria Miguel Ángel en la calle del mismo nombre de Madrid. En este, Gutierrez Soto introduce un patio abierto a la calle para mejorar las condiciones de salubridad de las viviendas en el contexto de los densificados ensanches madrileños, una solución volumétrica que sería posteriormente adoptada por otros arquitectos y repetida en muchos barrios de la capital. En estos encargos privados, el gusto del cliente influye claramente en decisiones estilísticas, que motivan la introducción de elementos de lenguaje clasicista en composiciones inicialmente más desnudas de elementos de ornato. A pesar de todo, la impronta personal del arquitecto es reconocible en sus obras domésticas, con un estilo al margen de las modas y tendencias de vanguardia, que llegaría a ser popularmente conocido como “estilo Gutiérrez Soto”. Barrios como los de Salamanca y Chamberí o Paseos como la Castellana y Pintor Rosales se verán muy caracterizados por sus obras y las de sus seguidores.

A lo largo de su carrera construyó edificios para prácticamente todos los usos imaginables, dando respuesta a programas tan dispares como la Casa Cuna Nuestra Señora de las Mercedes, la iglesia parroquial y convento de Santa Maria del Monte Carmelo o el aeropuerto de Barajas. Precisamente la experiencia adquirida en el aeródromo madrileño le servirá, durante la Guerra Civil y alistado como comandante del Ejército del Aire, para construir aeródromos militares al servicio del Bando Nacional. Al terminar la Guerra recibió el encargo de construir en Madrid el cuartel general del Ejército al cual había servido, contando con el asesoramiento directo del mariscal Göering y otros miembros de la Luftwaffe de la alemania nazi. Tampoco son menores sus aportaciones al diseño de interiores, con locales de estilo hollywoodiense como Chicote o Casablanca que tuvieron enorme influencia en el imaginario de la noche madrileña.

A pesar de marcar siempre un perfil propio y ser poco dado al corporativismo, Carlos Flores le incluyó dentro del grupo que él mismo definiría como generación del 25, refiriéndose a un conjunto de arquitectos vanguardistas graduados en Madrid entre 1918 y 1925. Formaban parte de este grupo Luis Blanco Soler, Rafael Bergamín, Casto Fernández Shaw, Miguel de los Santos, Agustín Aguirre, Manuel Sánchez Arcas, José Borobio, José de Aspíroz, Manuel Muñoz Casayús, Luis Lacasa, Fernando García Mercadal, Carlos Arniches y Martín Domínguez y el barcelonés Raimon Duran i Reynals.

El arquitecto Miguel Ángel Balldelou sería el encargado de poner orden a su archivo tras su muerte en 1977, llegando a inventariar más de 650 proyectos. Fruto de este trabajo, el mismo Baldellou fue el comisario de una gran exposición antológica de Gutierrez Soto en las Arquerías de Nuevos Ministerios, veinte años después de su fallecimiento. Hoy en día sorprende que no exista un catálogo o monográfico reciente que abarque el conjunto de su obra y sea capaz de transmitir a las futuras generaciones la gran relevancia de su obra en la definición del paisaje urbano de Madrid.

Biografía a cargo de Roger Subirà

Bibliografía

  • URRUTIA NÚÑEZ, Ángel, “Luis Gutiérrez Soto (1900-1977): arquitectura de los años 20-30”, en AA VV, Arquitectura española: siglo XX, Cátedra, Madrid, 1997, págs. 321-326.
  • BALLDELOU, Miguel Ángel, “El Madrid de Gutierrez Soto”, en Arquitectura 312, 1997, págs. 84-90.
  • AA VV, La Obra de Luis Gutiérrez Soto, COAM, Madrid, 1978.
  • PEÑA GANCHEGUI, Luis, “Ha muerto el régimen de Franco y ha muerto Luis Gutiérrez Soto”, en Arquitecturas bis 19, noviembre de 1977, pág. 31.
  • BALLDELOU, Miguel Ángel, Luis Gutiérrez Soto, artistas españoles contemporáneos, Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 1973.
  • “20 preguntas a Luis Gutiérrez Soto”, en Hogar y Arquitectura 92, enero-febrero de 1971, págs. 153-158,
  • “Cronología esencial, vida de Gutiérrez Soto”, en Hogar y Arquitectura 92, enero-febrero de 1971, pág. 144-152.
  • “Aeropuerto Nacional de Madrid-Barajas”, en Hogar y Arquitectura 92, enero-febrero de 1971, pág. 112-113.
  • FLORES LÓPEZ, Carlos, “Gutiérrez Soto y el estilo Gutiérrez Soto”, en Hogar y Arquitectura 92, enero-febrero de 1971, pág. 10-13.
  • Biografía en IEM Instituto de Estudios Madrileños (online):
  • MARTITEGUI SUSUNAGA, Jesús, “Rueda de preguntas al arquitecto Luis Gutiérrez Soto sobre Madrid en su relación con la arquitectura”, en Temas de Arquitectura 32, 1968, págs. 6-13.
  • “Preguntas a Luis Gutiérrez Soto”, en Arquitectura 37, enero de 1962, págs. 23-28.

Edificios de Luis Gutiérrez Soto

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