Edificio Ros

Resuelve un programa mixto de locales comerciales, viviendas y oficinas, lo que se traduce al exterior con un diferente tratamiento de las fachadas. Así, el estrecho frente a la calle San Vicente presenta balcones de carácter residencial, mientras que en el lateral a la calle Garrigues aparece únicamente una ordenada secuencia de ventanas rectangulares, montadas sobre un pequeño mirador volado. Si bien la respuesta urbana se resuelve separando por fachadas las funciones doméstica y administrativa, la doble imagen no corresponde con la división interior, puesto que las oficinas quedan en las plantas inferiores y las viviendas en las más altas, con una combinación de ambos usos en los pisos quinto y sexto. La residencia del portero y un apartamento ocupan el ático retranqueado.
La complejidad del edificio impone una solución estructural que pueda adaptarse a ambos tipos de uso, incluyendo además varias distribuciones diferentes para las viviendas. Por ello se recurre únicamente a un segundo pórtico paralelo a la fachada mayor y, para eliminar pilares, una viga de gran canto en los forjados situados entre el núcleo de comunicaciones y la fachada recayente a la calle San Vicente.
Federico Iborra Bernad y Maite Palomares Figueres