Colegio de Misioneras del Santísimo Rosario

El edificio se sitúa en una parcela muy irregular abierta a tres calles, con el acceso principal desde la calle de Arturo Soria, otro independiente para la residencia de la comunidad religiosa y la máxima superficie destinada a jardines y patio de recreo de las alumnas.

Se compone de dos grandes bloques prismáticos paralelos con orientación mediodía dedicados, el mayor, a aulas e internado, y el pequeño, a residencia de las madres dominicas; se comunican por dos cuerpos perpendiculares de menor altura, el salón de actos y otro más alto, separado por el jardín de la comunidad, y con una planta sótano, que contiene dependencias comunes a las dos partes del edificio: el colegio y la comunidad.

Se construye con estructura metálica, cubierta plana no accesible y enfoscado en paramentos exteriores, con unos sencillos alzados organizados en una malla ortogonal de bandas de vidrio, excepto en la cerrada y maciza capilla de hormigón visto abujardado.

La ordenación en planta libre sigue los modelos espaciales del Movimiento Moderno: la continuidad de los recorridos y la fluidez de los ámbitos se consigue mediante la disposición ortogonal de elementos prismáticos sobre pilotis y la utilización de patios.
Alberto Sanz Hernando. Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM