Terminal B del Aeropuerto de Barcelona

El proyecto ganador de Eduard Aguirre canalizaba la circulación de pasajeros exclusivamente a través de la planta baja, lo que favorecía el embarque directo por la terminal sin necesidad de pasarelas telescópicas. En la planta superior se encontraban las oficinas de dirección y administración del aeropuerto, algunas compañías aéreas y unas terrazas orientadas a las pistas que permitían contemplar el despegue y aterrizaje de los aviones. Actualmente este funcionamiento se ha modificado debido a las sucesivas ampliaciones que se han ido produciendo en el aeropuerto.

La estructura de la cubierta es uno de los elementos más destacados de la terminal, está formada por unas placas onduladas de acero que permiten salvar una luz de 150 x 30 metros sin pilares interiores. Esta cubierta se prolonga por ambos lados, formando una marquesina de 14 metros de voladizo en la fachada de acceso.

En esta fachada se ha instalado un mural de Joan Miró y el ceramista Josep Llorenç i Artigas, que forma parte de una trilogía inacabada de mosaicos que dan la bienvenida a los visitantes que llegan a Barcelona por tierra, mar y aire. Miró sólo pudo realizar dos, el pavimento de Las Ramblas para los que llegan por mar y la fachada del aeropuerto para los que llegan por aire.
Xavier Llobet i Ribeiro