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Líneas de tiempo
Guillermo Langle Rubio
Guillermo Langle nació en Almería cuando, a finales del siglo XIX, la ciudad vivía un momento de prosperidad y creciente dinamismo social y cultural gracias al auge de la minería del hierro. Nacido en el seno de una familia acomodada, estudió arquitectura en Madrid donde se graduó en 1921.
Langle pertenece a una primera generación de arquitectos del movimiento moderno en España, también llamada Generación de 1925. Se trata de un grupo de arquitectos titulados en Madrid entre 1920 y 1925 que recibieron una formación de raíz clásica de la mano de Antonio Palacios, Teodoro Anasagasti o Modesto López Otero, entre otros. Más que por un convencimiento ideológico, estos arquitectos se aproximaron a las vanguardias internacionales a través de publicaciones técnicas con las que se familiarizaron, por ejemplo, con el uso del hormigón armado.
Al término de sus estudios, Langle regresa a Almería donde desarrolla toda su carrera profesional y construye la casi totalidad de sus realizaciones. Por ello, su obra se identificó plenamente con el desarrollo urbano de la ciudad andaluza, a lo largo de buena parte del siglo XX, llegando a ser nombrado arquitecto municipal de ésta. Nunca pretendió trascender este ámbito local y, por ello, nunca se preocupó por publicar o divulgar su obra o por identificarse con grupos o corrientes ideológicas de ámbito nacional o internacional. De esta forma, tampoco será objeto de ningún tipo de depuración o represalia tras la victoria franquista en la Guerra Civil.
Algunos autores han sintetizado su obra en cinco etapas que se caracterizan por las idas y venidas entre una arquitectura marcada por la decoración historicista y las formas depuradas propias del racionalismo. La primera etapa se corresponde con los primeros años de su carrera y coincide con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). En estos años firma obras de carácter historicista y monumentalista con una predominancia del estilo neobarroco y con un claro enfoque hacia la arquitectura residencial urbana burguesa.
La proclamación de la Segunda República Española en 1931 representa un momento clave en su producción, que da un giro hacia el racionalismo, desestimando los extensos programas decorativos en las fachadas que caracterizan su etapa anterior. Uno de sus compañeros de promoción, el arquitecto Enrique Colás, se convirtió en editor de la revista Arquitectura desde la cual promovió la estética y la ideología de la arquitectura racionalista y a la que Langle siempre estuvo suscrito, sin llegar a publicar ni colaborar nunca en ella. En estos años de la Segunda República, Langle prosiguió con sus investigaciones alrededor de la vivienda urbana, tanto burguesa como obrera, que se van despojando de programas decorativos a la vez que incorporan innovaciones tipológicas encaminadas a la mejora de la salubridad y la habitabilidad. Construye, por ejemplo, un grupo de siete viviendas como prototipo de vivienda obrera con estructura de hormigón. Respecto a la vivienda burguesa, la tipología urbana entre medianeras sobrevive, pero las clases acomodadas de la ciudad empiezan a preferir invertir en tipologías más enfocadas al recreo, como chalés a cuatro vientos en áreas de expansión de la ciudad hacia las playas de levante. En esta tipología, que no tiene unos referentes históricos tan directos, Langle podrá desplegar una mayor investigación y libertad formal y tipológica que desplegará en proyectos futuros como el de la Ciudad Jardín. Por encargo directo de la administración republicana construyó los primeros edificios públicos con un uso claramente social, como la sede de la Asociación de Asistencia Social, un edificio con una importante presencia urbana en Almería y que ha acogido usos ciudadanos como la Policía Municipal y, recientemente, el de biblioteca pública.
El tercer periodo viene marcado por la Guerra Civil Española, que tuvo un importante impacto en la ciudad de Almería donde hubo intensos bombardeos de la aviación alemana. Langle construyó una serie de quioscos urbanos que escondían los accesos a una extensa red subterránea de refugios antiaéreos. Después de la guerra asume una serie de encargos de exaltación al nuevo régimen, como monumentos permanentes o efímeros, lo que confirma su valoración como técnico sin tener en cuenta su filiación política. Durante los primeros años de la posguerra, Langle construye su obra de mayor relevancia en el paisaje urbano de la capital: la Ciudad Jardín. Se trata de un barrio suburbano de baja densidad que extiende la ciudad hacia el este, paralelamente a la línea costera. Su emplazamiento, en continuidad de los espacios elegidos por la burguesía para sus chalés de recreo, determina que su intención inicial ─la de paliar la escasez de vivienda obrera─ se viera superada por el atractivo que el barrio tuvo entre las clases pudientes, que prefirieron quedarse las viviendas para ellos. En la reconstrucción en el centro urbano de la ciudad volverá a emerger, entre las clases acomodadas, el gusto por la decoración historicista que para Langle significa la vuelta a modelos estéticos ya superados.
En la década de 1950, Langle retornará poco a poco a la estética racionalista y firmará sus grandes equipamientos públicos en la ciudad como la estación de autobuses o algunos colegios públicos.
La última etapa de su producción coincide con un cambio sustancial en la ciudad y la provincia de Almería, donde empiezan a llegar los ecos de un turismo que ya es muy masivo en las cercanas costas del Sol o del Mar Menor. Igualmente, el desarrollismo extiende la trama de la ciudad con nuevos modelos urbanos como los polígonos de vivienda. Para Langle, la dicotomía entre lo urbano y lo suburbano, lo burgués y lo obrero que había marcado su obra se verá superada por nuevas dinámicas sociales y económicas a las que ya no se incorporará. Solo algún edificio en altura en la línea costera, ya desparecido, dan testimonio de esta última etapa de su obra.
A partir de 1980, un grupo de jóvenes arquitectos almerienses empiezan a poner de relieve, mediante homenajes, exposiciones y publicaciones, la enorme importancia que la obra de Langle tuvo para el desarrollo urbano de la ciudad. Desde entonces la consciencia de la dimensión de su figura y su conocimiento han ido en aumento, especialmente en el ámbito local almeriense.
Biografía a cargo de Roger Subirá
Bibliografía
- RAMÍREZ MORENO, Nicolás, RUÍZ GARCÍA, Alfonso, eds., Guillermo Langle Rubio, arquitecto de Almería (1895-1981), Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes, Dirección General de Arquitectura y Vivienda, Almería/Sevilla, 2006.
- RUBIO SOLER, Carmen, Guillermo Langle. Una Almería para el siglo XX: el arquitecto invisible, Ayuntamiento de Almería, Almería, 2005.
- RUÍZ GARCÍA, Alfonso, Ciudad Jardín, Almería 1940-1947, Archivos de Arquitectura, España Siglo XX, 8, Colegio de Arquitectos de Almería, Almería, 1998.