Memoria
La elección de un solar organizado en un eje longitudinal junto a una importante vía de salida de Lisboa corresponde a un período de ampliación y consolidación económica de esta fábrica de cables eléctricos.
El vasto recinto fabril integra diversos edificios productivos o administrativos recurriendo, en la mayoría de los casos, a modelos clásicos de construcción industrial. Es en el edificio de análisis químicos donde el arquitecto Edmundo Tavares asume ciertos riesgos lingüísticos cuando proyecta la torre, funcional y paralelepipédica, culminada por un reloj. Convirtiéndose en la imagen de la Cabos d’Ávila, esta imponente y teatral torre, importante para la realización de las pruebas de suspensión de los cables, integra un universo diseminado en muchas otras industrias, por ejemplo en la fábrica Oliva, difundiendo un mundo industrial que se presenta como nuevo regulador de los tiempos.
El edificio de los laboratorios aprovecha el desnivel del solar que recibe este volumen ovalado, de cubierta plana, caracterizado por las fuertes líneas horizontales marcadas por la disposición rítmica de las ventanas. La inserción de dos volúmenes funcionales verticales –el hueco de la escalera y la torre de suspensión de los cables– caracterizados por una rejilla que deja adivinar sutilmente la constante luminosidad interior, establece un diálogo formal equilibrado entre el peso de este volumen horizontal macizo, interrumpido por las líneas verticales, que dejan adivinar los principios de cierta modernidad plástica.
Deolinda Folgado
Uso original: Uso industrialIndustria
Reportaje fotográfico:
Categoría: Nivel A
Registro: La arquitectura de la industria