La reciente demolición de la casa Guzmán ha puesto de manifiesto las dificultades que atestigua la conservación de las viviendas unifamiliares del movimiento moderno. Al desconocimiento y falta de apreciación de los valores de estas arquitecturas por parte de la sociedad se suma, en la mayoría de los casos, la falta de protección. Surgen ahora nuevas alarmas, con la puesta en venta de la casa Fernando Gómez, obra de Alejandro Sáenz de Oíza (Durana, Álava, 1959-1960), carente de protección, y con la casa Rozes, obra de José Antonio Coderch y Manuel Valls (Roses, Girona, 1961-1962), que, a pesar de estar dotada de la máxima protección desde que se declarase BCIN, en 1993, se encuentra en una situación difícil.
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Acceso al artículo “Alerta per la ruïna d’una casa de J. A. Coderch”
Acceso a la ficha DOCOMOMO Ibérico de la Casa Fernando Gómez
Acceso a la ficha DOCOMOMO Ibérico de la casa Rozes