Javier Carvajal: el proyecto arquitectónico como tensión existencial, entre el organicismo y el racionalismo

Autor: Fariña Martínez, Francisco
Fecha: 2022
Director: Juárez Chicote, Antonio. Sáenz Guerra, Francisco Javier
Universidad: Universidad Politécnica de Madrid
Escuela o Facultad: ETSA Madrid
Departamento: Departamento de Proyectos Arquitectónicos
Fuente: Archivo Digital UPM

Resumen

Partiendo de obras terminadas, obras que representan hitos del extenso trabajo de Javier Carvajal y del proceso de investigación que hizo para la realización de los proyectos, hemos realizado un camino de estudio y de exploración de todo lo que ellas han significado tanto a nivel artístico, como personal y nos han servido como inicio de la labor realizada. Se ha recorrido el camino inverso del proceso proyectual. Se han buscado los precedentes en obras y proyectos, se han comprobado las consecuencias que estas tuvieron en sus obras posteriores y en éstas hemos investigado los antecedentes de las mismas, las preexistencias, el lugar, los organigramas y la idea germinal. Hemos analizado su ley genética, comprobando la documentación generada en forma de planos, hemos explorado cómo le influyeron los cambios políticos y sociales, su relación con los arquitectos coetáneos y la cultura contemporánea. Y demostramos que cada uno de sus proyectos fueron trabajos de investigación. Se ha comprobado que tanto él como los integrantes de su generación tomaron la vía del aprendizaje autodidacta; valorando, estudiando, viajando, al igual que muchos de los arquitectos españoles y europeos. Por la pertenencia a su promoción, le tocó reivindicar una postura alternativa a las corrientes que emergían al principio de siglo. Parten de una educación clásica en las escuelas de arquitectura, enfatizado por los caminos en los que evolucionaron en los primeros años cuarenta los planes de estudio, entre un monumentalismo con aires tradicionales y la lucha por recuperar las ideas del racionalismo y el movimiento moderno. La forma para alcanzar las teorías más avanzadas fue la continua búsqueda, en libros, revistas y viajes, que le proporcionaron el conocimiento de las primeras arquitecturas de las vanguardias y estar muy próximo a los postulados del estilo internacional del primer tercio del siglo XX y de las figuras de la primera generación de arquitectos modernos. Nacido en Barcelona en 1926, ingresa en la escuela de arquitectura en los primeros cursos de las postguerras, cuando en el resto de Europa se empezaba a realizar una crítica a la racionalidad, termina en 1953 cuando ya se establecía la duda sobre los valores acuñados en la modernidad porque se habían olvidado de los valores humanos del pasado, y empiezan a hacer una lectura crítica de la arquitectura anterior Querían saber qué necesitaba realmente el hombre, descubrir la forma, el humanismo, el contacto con la naturaleza, la tradición junto a lo vernáculo, los materiales, recuperar términos previos como la cultura popular o las tradiciones regionales, que le produjeron una transición desde los principios racionalistas de sus comienzos hacia una cultura orgánica. Esa transición en gran medida fue acelerada por los viajes realizados, por la influencia que tuvieron en la arquitectura y el pensamiento de Javier Carvajal, girando sobre los ejes de las ciudades que conoció. Los viajes han representado el nexo de unión entre las obras que marcan los momentos en los que dividimos su obra: Roma, Nueva York y Madrid. En cada momento una obra, por ser representativa de las corrientes culturales y por lo que a él le significaron. Las tres capitales como referencia de otros viajes menores, pero que igualmente sirvieron en la tarea de investigar. Al principio fue Roma y desde Roma se han analizado tanto sus obras italianas como las españolas. El edificio de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona, que estuvo a caballo entre los dos países nos ha servido como claro ejemplo de la evolución que la estancia en la Academia de España en Roma le indujo. Con un marcado lenguaje racionalista que se unía a la arquitectura italiana de preguerra y de la casa del Fascio de Terragni, se ha visto la evolución desarrollada mientras duró su estancia en la Academia y cómo lo aprendido gestaba nuevos proyectos y nuevas ideas. Cómo la colaboración y conocimiento de otros pensamientos, arquitectos y arquitecturas complementaron las suyas propias, produciendo una arquitectura en un estado continuo de experimentación. “…Qué necesario es el contacto con otra forma de vida, el contraste de nuestras ideas con ideas de otro, conocer técnicas distintas de nuestras propias técnicas, ver como otros hombres han resuelto problemas que nosotros deberíamos resolver, cómo también ellos sufrieron y vencieron en un ambiente hostil pero manteniéndose fieles a la misión que se habían impuesto.”1 Previo a la realización de su viaje, junto a Rafael García de Castro ya habían ganado el concurso de la Escuela de Altos Estudios Mercantiles de Barcelona y tenían el encargo de las viviendas de la plaza de Cristo Rey en Madrid. Observamos las influencias y cambios que produjeron en estos edificios los continuos viajes entre Italia y España. Traía ya las nuevas teorías aprendidas. “El contacto con el extranjero valora en su justa medida aciertos y desaciertos propios, aumenta el caudal de nuestra riqueza interior que dará en su día, paso a nuestro juicio y seguridad, a nuestra crítica, porque solamente contrastando se puede valorar”2 Mantuvo una intensa relación con los arquitectos italianos, una lista larga, pero las referencias son claras a la arquitectura de Gio Ponti y una relación, quizás podríamos hablar de una vida paralela a la de Luigi Moretti. Ambos, Carvajal y Moretti son desconcertantes, ambos sufrieron la represión interna por su colaboración con regímenes anteriores. Ambos sobrevivieron realizando obras en el entorno de la vivienda unifamiliar. También mantuvo una intensa relación con arquitectos y diseñadores escandinavos, que le permitieron conocer en profundidad a Alvar Aalto, tanto a la persona como a su arquitectura. Estos conocimientos los trasladó a sus obras empezadas y hemos descubierto referencias claras tanto en el edificio de Barcelona, como en los proyectos realizados en Italia junto a José María García de Paredes, el pabellón de España de la Trienal de Milán y el Panteón de los españoles en Roma. La relación intensa con Gio Ponti, que les cedió el estudio para desarrollar el proyecto milanés, y los lazos personales con él y su familia, nos confirman las influencias que le aportó la convivencia. Ponti había terminado el edificio de viviendas en la Vía Dezza, donde una de ellas era su residencia. Las viviendas de Cristo Rey tras los viajes de Italia, evolucionan convirtiéndose en una arquitectura de transición. Se lee como la obra más cercana a la arquitectura de Ponti. Nueva York y el pabellón de España en la Feria Mundial de 1964 nos muestran los cambios que se producen, como ha ido introduciéndose en su lenguaje las corrientes del norte de Europa, organicismo expresivo que empieza a dar ejemplos de gran plasticidad con la utilización del revoco, el hormigón y el uso de la madera, como elementos diferenciadores de los dogmas de la primera generación de arquitectos modernos. Descubre que debe realizar una pausa porque el movimiento moderno ya daba muestras de agotamiento, de fatiga. Pero no adopta una actitud escapista ni superficial, huye de modas y corrientes pasajeras. En el pabellón de Nueva York hemos encontrado la culminación del cambio de pensamiento con respecto a la arquitectura, que cambia en los años sesenta. Hemos observado la clara similitud y pertenencia que tuvo con la tercera generación de arquitectos modernos americanos. Una metamorfosis que se produce frente a los postulados anteriores. Se podría hablar del no estilo, donde se recupera la escala humana, predominan los planos horizontales, terrazas y grandes vuelos. Su arquitectura adquiere tendencias escultóricas que en sucesivas obras con el uso del hormigón armado se acentúan. Nueva York le produce cierta irracionalidad a sus obras, abandonando los dogmas anteriores. Utiliza la estandarización y la industrialización. Incorpora tanto el diseño industrial como el diseño pormenorizado de los elementos que componen la obra completa. Introduce el resto de las bellas artes, diseña tanto lo grande como lo pequeño, desde los muebles a los grandes espacios. Decide sobre lo expositivo y los artistas, la arquitectura se transforma en un arte total. Recupera la relación con el pasado, sus referencias históricas no son formales, son referencias del sentido, es más una reflexión espiritual. Incorpora como válido a su proyectar el manifiesto de la Alhambra, que quiere añadir al discurso el lugar, el paisaje, los materiales, el pasado, especialmente en España que es una encrucijada de caminos entre oriente, occidente e Hispanoamérica Madrid representa la época más duradera en el tiempo y nos ha mostrado la disciplina a la hora de proyectar, junto a la capacidad de sintetizar los conocimientos adquiridos. Es en las dos viviendas de Somosaguas donde encontramos el resumen de la época anteriormente vivida y experimentada. Es donde descubrimos con mayor claridad la relación de su arquitectura con el entorno, la libertad existente entre los espacios interiores y exteriores, de la expresión frente a la función, donde se potencia la horizontalidad utilizando los diferentes niveles para marcarla aún más. Ambas casas son contemporáneas a las viviendas de Monte Esquinza y todas resaltan las tendencias escultóricas de su arquitectura que culmina en el parque Zoológico de Madrid. En el estudio se van encadenando un proyecto con otro. Al final de este periodo brillará con luz propia el edificio en Madrid de Adriática de seguros, con toda la carga orgánica y tecnológica del mismo, con influencias de las corrientes americanas, en especial de Paul Rudolph y su edificio para el Museo de Arte y Arquitectura de la universidad de Yale o los laboratorios Richards en Pensilvania de Louis Kahn. Los antecedentes de Adriática los encontramos en la torre de Valencia en Madrid y su predecesor en las viviendas de Santo Domingo en León, que ya vislumbraban esa relación con la arquitectura de Rudolph. Arquitectura brutalista de geometrías angulares, en el que impera el espacio. Una unión entre lo vertical y lo horizontal. Se expone al exterior el interior, todo está muy relacionado, lo que produce volúmenes tangentes superpuestos de gran complejidad. La geometría confunde los dibujos de plantas y alzados que podría generar un crecimiento ilimitado por la composición formal, con gran variedad espacial. Una interpretación donde la componente del recuerdo de la historia y del lugar es parte del discurso que le sirve para producir posteriores trabajos. Las épocas de menor trabajo construido nos enseñan el rigor en la concreción, mediante la abstracción de los proyectos que no llegan a ser lo que se había pensado, y la continua experimentación en las diversas unidades de vivienda realizadas con clientes particulares. Al final conseguimos identificar en cada uno de estos momentos, una labor de investigación desde que se concibieron los proyectos hasta que la obra fue construida. No fue un recorrido realizado en solitario, toda su generación evolucionó paralelamente. Al agotarse la “segunda generación” del movimiento racionalista moderno, se produjo en la arquitectura, un desencanto generalizado ante los resultados alcanzados desde su nacimiento. Y día a día, lentamente, descubre los fallos y carencias del movimiento moderno. Sí, al hacer el recorrido, hemos comprobado cómo en cada proyecto hubo para el arquitecto un trabajo de investigación y descubrimos qué pasos dio para conseguirlo. La memoria, ha guardado la infinidad de datos a lo largo de las horas de estudio y de recopilación, y esto le permite plasmar la idea germinal del proyecto. Todos estos datos surgen y se concretan en papel, en la figura abstracta del proyecto Lo hemos comprobado en cada uno de los tres proyectos de cada uno de los momentos y en todos los proyectos con los que cada uno se relaciona. Y hemos observado como en su carrera, desde el principio hasta el final ha habido una presión entre el racionalismo y el organicismo. Fue un camino de ida y vuelta, porque su última obra para la biblioteca del archivo general de la Universidad de Navarra, recupera el sosiego y la tranquilidad de sus primeras arquitecturas, que pugnaba en esos momentos por una deriva de la arquitectura en un sinfín de “ismos” de difícil comprensión y de corta vida. Es la arquitectura madura de un exponente de la arquitectura española del final de siglo pasado y principios de éste. Hemos comprobado a través de sus proyectos la evolución de su arquitectura, fue paralela a su experiencia vital, a los acontecimientos históricos que vivió, a su ideología y especialmente a su actividad docente que impartió durante más de cuarenta años. Su doctrina, impartida desde su cátedra, la transmitió a todos sus alumnos por la geografía española. La vida en la universidad le tuvo siempre próximo a todas las corrientes y tendencias. Fue crítico con ciertas modas y cercano con algunas otras. Experimentó e investigó las posibilidades que las nuevas tecnologías le proporcionaban. Al final de este trabajo comprobamos que es cierto que cada proyecto y obra realizada tiene en sí mismo una labor de investigación. Que los proyectos nos traducen épocas, estilos, historias, entornos, formas, materiales, regiones, climas, paisajes, iluminaciones, sensaciones, es decir una relación con el espíritu de los tiempos. Este trabajo sobre la figura de Carvajal nos ha permitido demostrar la tensión existencial, dimensión espiritual que le acompañó a lo largo de su extensa carrera. Un viaje por las vanguardias, del que fue representante y que siempre le mantuvo en la primera línea.

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