Los 60 años de arquitectura de Fray Francisco Coello de Portugal (1953-2013)

Autor: Rubén José Labiano Novoa
Data: 2016
Diretor: José Manuel Pozo Municio
Universidade: Universidad de Navarra
Escola o Faculdade: ETSA
Fonte: Dialnet

Resumo

Fray Francisco Coello de Portugal (Jaén, 1926 – Madrid, 2013) inició sus estudios de arquitectura en Barcelona y los culminó en Madrid en 1953. Tras un primer trabajo en Córdoba, en Regiones Devastadas, ingresó en la Orden de Predicadores el año 1954. Empezó entonces una vida de arquitecto y dominico, iniciada con el proyecto del Santuario de la Virgen del Camino (León, 1957-61), obra que es una suerte de compendio de su arquitectura y cuyo exitoso resultado actúo de espoleta o puerta de toda su arquitectura posterior. Un ciclo de sesenta años de vida profesional que arroja un balance de 362 obras, construidas no sólo en España sino a lo largo y ancho del mundo, haciendo de él el primer global architect español. Con un repertorio casi exclusivamente limitado a proyectos de naturaleza religiosa que serían “los temas más acordes con su condición de dominico”. Tres grupos de proyectos: Iglesias, Conventos y Monasterios y Colegios y Residencias; una arquitectura basada en la definición de tipologías útiles para resolver cada uno de los temas de trabajo sin importarle ni la repetición ni la innovación. Coello establece unos modelos básicos con unos criterios para su composición. En cada proyecto se van depurando y acotando en su definición, basándose en las distintas posibilidades de agruparlos sirviéndose de sus similitudes estructurales, dando lugar a unas invariantes formales que se repiten en el tiempo. Son varios los tipos que constituyen el armazón tipológico de su arquitectura y podemos reducirlos básicamente a dos: pastilla lineal sobre zócalo y pastilla lineal escalonada.

Pero la gran lección de Coello ha sido, sin duda, la lección del oficio, de una actitud ante la arquitectura, profundamente interesada por todas las novedades en la técnica, atraída por la seriación y la repetición, deseosa de incorporar todas las ventajas que la industrialización de los procesos puede aportar a la mejora de la arquitectura. Implicada en una simplificación formal, no exenta de carga simbólica, y sin miedo a la repetición asociada a la seriación de los procesos productivos. Una arquitectura llena de valor, precisamente porque no tiene miedo a repetirse, no comete el error de ponerse a hacer algo nuevo cada día, sino a hacerlo cada día mejor, fiel toda su vida al lema de ‘sigo con la misma idea hasta que no surja otra.

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