Oteiza. Reflexión sobre el espacio

La integración de las artes y la arquitectura es una cuestión fundamental de la arquitectura del movimiento moderno. Uno de los ejemplos más significativos en España son las colaboraciones entre Jorge Oteiza y Saénz de Oíza.

La profunda investigación espacial intrínseca a la obra escultórica de Oteiza ha tenido una notable influencia en la arquitectura española y, al mismo tiempo, sus colaboraciones con arquitectos y sus propias obras arquitectónicas o urbanas han dejado algunos de los ejemplos más relevantes de integración de las artes y la arquitectura en el siglo XX en nuestro país. De forma muy sintética se puede dividir su trayectoria en dos etapas: la primera está centrada en la producción escultórica que, de forma progresiva, va ahondando en la reflexión sobre el espacio. A partir de 1960, en la segunda etapa, abandona la producción escultórica para centrarse más directamente en la reflexión vinculada al propio espacio arquitectónico y otras disciplinas artísticas y al activismo cultural.

Exposición a cargo de Roger Subirà

La reflexión sobre el espacio: el propósito experimental

En los inicios de la década de 1950, Oteiza dio un vuelco radical en su trabajo escultórico. La escultura masiva y monolítica, el lleno, deja paso a un trabajo centrado en el vacío y el espacio. El elemento sobre el que reflexiona no es ya el objeto en sí sino el espacio que éste encierra o crea en su negativo. La masa que se esculpe es el propio espacio contenido en la obra escultórica, una “desocupación activa del espacio”.

Colaboraciones con arquitectos

Sus trabajos vinculados a la arquitectura fueron abundantes a lo largo de su trayectoria. Oteiza toma de conciencia de la necesidad de habitar el arte, ya sea de una forma física o espiritual. Este concepto se pone de relieve ya desde de sus manifiestos sudamericanos y, más tarde, cuando sus reflexiones se centran en el vacío, el interés por la arquitectura es casi intrínseco a su investigación formal. Las colaboraciones más intensas con la arquitectura se producirán a través de su relación con el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oíza y de su relación con la familia Huarte.

Obra arquitectónica y urbana

A partir de 1960, Oteiza afirma haber llegado a un punto conclusivo con sus reflexiones escultóricas y decide abandonar la escultura para explorar otras formas de reflexión en las que la arquitectura y la ciudad ocuparán un papel central. En estos últimos años de creación artística, su trabajo se pone al servicio del proyecto arquitectónico, dando lugar a numerosos bocetos, tizas y pequeñas maquetas que hoy ya no se consideran documentos preparatorios sino obras de arte en sí mismas.

La Basílica de Aránzazu

Las intervenciones de Oteiza en la Basílica de Aránzazu marcan una de las primeras colaboraciones entre el artista y el mundo de la arquitectura, una relación que se irá haciendo cada vez más relevante en su trayectoria. A partir de su colaboración en Aránzazu, Oteiza entabló una prolífica relación con Francisco Javier Sainz de Oíza, autor del proyecto para la reconstrucción de la basílica junto con Luis Laorga. La obra de Oteiza en Aránzazu, en espacial el friso de los apóstoles, recoge su reflexión sobre el arte megalítico y la escultura precolombina que había conocido en su reciente viaje a Iberoamérica. Su intervención fue polémica desde el primer momento: su estética, demasiado vanguardista a juicio de las instituciones eclesiásticas, provocaron que la Iglesia paralizara la colocación de las piezas que no se reanudaría hasta décadas después de su inicio. Con el tiempo las intervenciones en la basílica, tanto de Oteiza como de otros jóvenes artistas, adquirirían una especial relevancia para el arte y la cultura vasca contemporánea.

Legado

En los últimos años de su vida su obra y su participación en la vida cultual y pública vasca fue cada vez menos habitual. En estos últimos años, Oteiza fue reticente a revisar su propia obra y no fue hasta la creación de la Fundación Museo Jorge Oteiza en Llodio que se emprendió la catalogación definitiva de su trabajo. La labor de la Fundación ha sido clave para mantener y entender la obra del artista, así como para ampliar el conocimiento de su figura y su importancia en el arte contemporáneo español y mundial.

Dos Viviendas Estudio para Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea en Irún

Avenida Iparralde, 35
20302, Irún, España

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Oficinas para Babcock & Wilcox

Oficinas para Babcock & Wilcox

Gran Vía Diego López de Haro 50
48009, Bilbao, España

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Cámara de Comercio e Industria

Calle Pérez de Castro 1
14003, Córdoba, España

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Basílica de Nuestra Señora de Aránzazu

Barrio Aránzazu 7
20567, Oñate, España

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Universidad Laboral de Tarragona

Camí Canonges 2, Les Pinedes
43006, Tarragona, España

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Colegio Apostólico de los Padres Dominicos

Calle Arca Real 209
47008, Valladolid, España

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