La vivienda social en España. Desde los inicios de la intervención pública a la Guerra Civil

Un recorrido a través de las primeras políticas públicas en materia de vivienda en España y la evolución de la tipología de vivienda mínima.

El alojamiento de los trabajadores ha sido un problema inseparable del crecimiento de la ciudad moderna. En España, en la gran mayoría de casos, se tenía que abordar el problema dando respuesta a situaciones insostenibles o realidades ya consolidadas, más que con una estrategia real de anticipación. Las primeras iniciativas públicas pasan por aumentar el suelo disponible para el crecimiento urbano. Sin embargo, muy pronto el libre mercado demuestra ser ineficaz para proveer de alojamiento asequible, en un contexto de explosión demográfica y éxodo rural. En contadas ocasiones en España tuvieron repercusión los importantes programas e innovaciones que se estaban ensayando en Europa en relación con la vivienda mínima. La ley de Casas Baratas y la Ley Salmón ya en tiempos de la Segunda República─ son las primeras normas legislativas que pretenden abordar el problema del alojamiento urbano asequible.

Exposición a cargo de Roger Subirà/Fundación Docomomo Ibérico

Introducción: alojar la clase trabajadora urbana

Desde los inicios de la industrialización, la población de toda España iba abandonando el campo y se concentraba en las ciudades. El crecimiento demográfico en España fue muy lento hasta 1775, pero, a partir de 1850, el crecimiento se disparó. La población, además, se iba concentrando en las ciudades, donde, por otra parte, la natalidad era mayor que en el campo. Ante esta situación, la mayoría de las grandes ciudades emprendieron, durante la segunda mitad del siglo XIX, planes de crecimiento bajo la forma de ensanches más o menos planificados. Sin embargo, estos crecimientos se colmataron mucho más rápido de lo esperado, dando lugar a procesos de densificación que aumentaron la edificabilidad y la densidad más allá de lo previsto. Cuando llegaron nuevas olas de migración a las ciudades, en las décadas de 1920 y 1930, éstas se mostraron incapaces de dar respuesta habitacional asequible para los nuevos habitantes. La solución del subarriendo de habitaciones que había, en cierta forma, contenido la situación hasta el momento había llegado a su límite.

 

Principios del Siglo XX y la Ley de Casas Baratas

Ante la evidencia de que las políticas de crecimiento urbano sometidas al libre mercado inmobiliario no daban respuesta a la necesidad de vivienda asequible para los trabajadores, se haría imprescindible la intervención gubernamental. Con la “Ley de Casas Baratas para personas de clase baja”, estas voluntades cristalizaron en una figura legislativa que marcaría el inicio de la intervención directa del Estado en el problema de la vivienda obrera. La Ley facilitaba que los promotores se pudieran acoger a ayudas oficiales o préstamos de bajo interés. Para poder acogerse a estos beneficios, las viviendas debían cumplir unos requisitos de habitabilidad y tamaño. Aunque las sucesivas Leyes de Casas Baratas reconocían que el problema de alojamiento que era necesario resolver era “muy grave”, sus resultados fueron cuantitativamente escasos, centrados en los años de la dictadura de Primo de Rivera, y, en la mayoría de los casos, con una calidad arquitectónica que difícilmente podía compararse a otras experiencias similares que se estaban llevando a cabo en otros países europeos.

 

La limitada influencia europea

Ante la evidencia del limitado impacto del programa de las Casas Baratas, el gobierno central vio la necesidad de dar un impulso al estímulo privado para la promoción de vivienda. En ese momento, las autoridades vuelven a entender que su papel debe ser el de proporcionar nuevos espacios de crecimiento urbano, más allá de los ensanches ya consolidados. Para ello, emprenden la redacción de una serie de estudios y planes que culminan en la convocatoria de un concurso internacional en 1929. El concurso se declaró desierto a pesar de propuestas solventes como la que presentó Secundino Suazo junto con el urbanista berlinés Hermann Jansen, una propuesta que recogía los criterios establecidos para la extensión residencial de la ciudad en Centroeuropa. Fruto del conocimiento de las experiencias que venían de Europa, Secundino Zuazo y Miguel Fleischer construyen la Casa de las Flores, uno de los ejemplos más notables de vivienda social en los ensanches madrileños y que recuerda a los de la Viena Roja, especialmente al célebre Karl Marx Hof. En Barcelona, el Plan Macià del GATPAC y Le Corbusier de 1932 era una traslación directa de la Ville Radieuse corbuseriana que nunca llegó a materializarse.

 

La Ley Salmón

En el año 1935, se aprueba la llamada Ley Salmón, en referencia al ministro de Trabajo Federico Salmón. La Ley, sobre el papel, recogía varias propuestas anteriores: inversión pública directa en vivienda ultra barata y beneficios fiscales para la promoción privada de vivienda de alquiler destinada a las clases medias. En realidad, en el espíritu y el interés último de La Ley Salmón estaba el favorecer la segunda opción, con una voluntad última de atajar el creciente problema del paro impulsando la construcción. La ley exigía unas dimensiones máximas para los pisos, variable según su situación. Sin embargo, los edificios acogidos a la Ley Salmón ignoraban el programa de necesidades de la vivienda mínima y las experiencias que se estaban llevando a cabo en Europa en este sentido. El resultado es que, mientras en las fachadas se permitían gestos de modernidad, las plantas eran una consecuencia de la vivienda burguesa urbana. Se construyeron en España 3.000 inmuebles acogidos a la Ley Salmón, destacando, en Madrid, las realizaciones de Luís Gutiérrez Soto y, en Barcelona, las de Pere Benavent de Barberà.

 

Experiencias periféricas: el caso catalán

En el contexto de la Segunda República, en Barcelona ─además del ya citado Plan Macià─ se ensayaron ideas desarrolladas en Centroeuropa durante la primera posguerra mundial, especialmente en la República de Weimar, y vinculadas con el movimiento moderno arquitectónico. La Casa Bloc fue el emblema de lo que debería ser la nueva vivienda obrera y se establece como un manifiesto del GATCPAC. Se trata de un edificio plenamente alineado con los principios de la ciudad moderna promovida por Le Corbusier: con cubierta plana y planta baja sobre pilotis, liberando el máximo de espacio público. Tanto la estructura volumétrica como la tipología edificatoria son coherentes con los principios del existenzminimum y los estándares del movimiento moderno. La experiencia de la casa Bloc auguraba un futuro optimista para la promoción pública de vivienda social en Cataluña.

Sin embargo, ese futuro se vio frustrado por la Guerra Civil y la posterior dictadura.

Casa Bloc

Paseo de Torres y Bages 91-105
08030, Barcelona, España

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Casa de las Flores

Calles Rodríguez San Pedro 70-72, Menéndez Valdés 59-61, Gaztambide 15-23 y Hilarión Eslava 2-6
28015, Madrid, España

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Colonia El Viso

Delimitada por las calles Daniel Urrabieta, Tormes, Sil, Francisco Alcántara, Turia, Madre Carmen del Niño Jesús, Arga y Nervión
28002, Madrid, España

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Edificio de viviendas para Inmobiliaria Miguel Ángel

Calle Miguel Ángel 4-6/calle Rafael Calvo
28010, Madrid, España

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Edificio-La-Punyalada-03

Edificio La Punyalada

Paseo de Gracia 104-108 / Calle Roselló 263
08008, Barcelona, España

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Casa Torres

Casa Torres

Avenida Gaudí 56 / Calle Castillejos
08025, Barcelona, España

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