La España motorizada: de los pioneros del vehiculo privado al Seat 600

Los pioneros de la automoción en España

Los pioneros en la fabricación de vehículos a motor en España se concentraron en el área de Barcelona. Fueron los empresarios del textil los que, más por afición que por necesidad, fabricaron o importaron los primeros vehículos a motor a finales del siglo XIX. Pocos años después, se fundó la Hispano-Suiza, primera compañía española en crear modelos seriados. Sus vehículos tenían un uso más deportivo y recreativo que utilitario y se hicieron populares entre la aristocracia, convirtiéndose en símbolos de la Belle Époque. Las ciudades españolas habían visto la proliferación de nuevos medios de transporte colectivo a inicios del siglo XX, pero el número de coches privados era aún muy limitado. Aun así, empiezan a aparecer las primeras infraestructuras y edificios urbanos al servicio del automóvil.

La motorización de la administración y el ejercito

En los años precedentes a la Guerra Civil, la empresa Hispano-Suiza se orientó hacía la fabricación de vehículos para el ejército y motores diésel. La incorporación de los vehículos motorizados fue clave para el desarrollo del conflicto bélico en España y su importancia motivó la puesta en marcha de organismos militares específicos durante y después del conflicto. La administración pública también se motoriza y se empiezan a crear los primeros parques públicos de vehículos para uso civil. El espectacular aumento del transporte de pasajeros por carretera y el establecimiento de líneas regulares interurbanas y de larga distancia demanda la construcción de nuevas infraestructuras como las estaciones de autobuses.

La Sociedad Española de Automóviles a Motor, Seat

En 1949, el gobierno franquista encomienda al Instituto Nacional de Industria (INI) la fundación de una compañía automovilística estatal con el objetivo de motorizar la España de la posguerra. La Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT) inició su actividad industrial en la Zona Franca de Barcelona en mayo de 1953. Su primer presidente fue el ingeniero militar José Ortiz Echagüe, que dio especial valor al diseño vanguardista como seña de identidad de la compañía, también en la arquitectura. Su propio hijo, el arquitecto César Ortiz-Echagüe Rubió, firmó, junto con un pequeño grupo de jóvenes arquitectos, una serie de edificios de servicios para la SEAT de una estética vanguardista, abierta a influencias internacionales y rompedora en el ambiente arquitectónico de la década de 1950 en España.

El modelo Seat 600

La creación de una industria nacional del automóvil respondía a una clara necesidad:  no había prácticamente vehículos privados en el territorio nacional; este mandato fundacional de la compañía SEAT quedaría resuelto con la presentación del modelo SEAT 600, su vehículo más emblemático. Para el Régimen Franquista, el 600 significó un elemento propagandístico de primer orden: la clase trabajadora por fin podía acceder a un coche y una vivienda en propiedad, símbolos de que los tiempos de estrecheces posteriores a la Guerra Civil quedaban por fin en el pasado. La popularización del modelo 600 demandó la implantación de filiales de SEAT en múltiples ciudades españoles y la apertura de nuevas factorías.

Un país sobre ruedas

La popularización del vehículo privado, a través del SEAT 600 significó una auténtica revolución. El país entero tuvo que adaptarse a la invasión de vehículos con la implantación de nuevas infraestructuras: tanto dentro de las ciudades, que sufrieron una rápida adaptación, como en el territorio. Las autovías y carreteras provinciales vieron el nacimiento, a su alrededor, de nuevos servicios como gasolineras, moteles, talleres, áreas de servicio y restaurantes de carretera. La libertad total de movimiento para las familias, la mejora de las condiciones y derechos laborales y las nuevas infraestructuras propiciaron que éstas se lanzaran a la conquista de las costas y espacios naturales durante los fines de semana y las vacaciones.

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