Iglesia de los Doce Apóstoles

Enclavado dentro de una urbanización, es un edificio de planta central que responde al modelo denominado de corona de espinas, ya planteado por el arquitecto Oscar Niemeyer en Brasilia.

La solución estructural empleada responde al hecho simbólico de su advocación a los Doce Apóstoles, considerados éstos como los pilares de la iglesia. Así, doce cerchas metálicas articuladas sobre doce bloques monolíticos de hormigón configuran un conjunto en el que destaca la enorme cúpula central con vitrales que, en la cúspide, crean unas ráfagas de luz y de color de gran interés artístico.

En el exterior, se combinan dos sensaciones en principio contradictorias: una de impacto, que se obtiene con la gran altura alcanzada, y otra de reposo, visible en el tratamiento de los accesos. En el interior, la sensación de grandiosidad va in crescendo, a medida que nos aproximamos al centro, con un dominio total de la luz y de la altura sobre el altar. Respecto a este elemento, una serie de esculturas en acero en forma de rejas separan la zona pública de la más privada de la capilla del sagrario.

Motivos diversos realizados en cerámica enriquecen el muro interior; obra de los artistas Atienza y Comontes; también son de ellos los mencionados vitrales de la cúpula central y esculturas de separación del altar, las cerámicas del presbiterio, el crucifijo central, el Vía Crucis de Cerámica, la pila bautismal y, en el exterior, los doce bronces con alegorías.

Equipo redactor Arquitectura de Madrid y Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid. Revisión y adaptación: Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM: Alberto Sanz Hernando. Colaboradoras: Margarita Suárez, Beatriz Gutiérrez, Miriam Martín, María José Mier y Silvia Mata