Hotel do Mar

Proyectado para integrarse en la pendiente de la villa pesquera de Sesimbra, el Hotel do Mar se adapta al accidentado terreno orientado al sudoeste como si de un anfiteatro se tratase: la planta del edificio crea gradaciones de cuerpos, casi alveolares, en una alternancia de volúmenes en la que se articulan habitaciones, piscina y jardines suspendidos. Esta disposición orgánica de la construcción se ve también valorizada por la arquitectura de los interiores, del mobiliario a los equipamientos fijos, que en este caso son como adjetivos calificativos del espacio de ocio proyectado. Una vez concebida la idea de que el edificio funcionase mediante módulos que se extienden por la ladera, el arquitecto tuvo también la preocupación de avanzar pequeños patios en las habitaciones, diseñando ventanas con bancos fijos que parecen miradores. Con un lenguaje moderno que busca dar respuesta a una unidad de ocio, este edificio fue pionero en la construcción hotelera de la segunda mitad del siglo XX. Sandra Vaz Costa