Hotel de Porto Santo

El terreno en forma trapezoidal, perpendicular a la playa, determinó la ubicación. El hotel está formado por tres zonas independientes; a poniente la zona de las habitaciones ocupa un volumen de horizontalidad acentuada dispuesto en perpendicular respecto al mar; a naciente la zona de servicios; al sur, en paralelo al mar y uniendo ambos cuerpos, se dispone la zona social de las salas y el restaurante que disfruta de magníficas vistas. El bloque de las habitaciones está organizado en tres cuerpos de dos plantas ligeramente desfasados entre sí, permitiendo un acceso directo a la playa. La opción por una construcción «seca» fue el leitmotiv de la creación de un ambiente sofisticado, basado en un diseño austero y riguroso, capaz de hacer corresponder la utilización adecuada de materiales de gran expresividad plástica a una lectura especial clara. El empleo de tecnologías y de materiales es innovador, conjugando soluciones industrializadas con otras profundamente artesanales: en la zona de las habitaciones la cubierta es de placas de corcho con impermeabilización de betún apoyadas en vigas de madera contrachapada, y las paredes divisorias son de aglomerado. Aprovechando la mano de obra y el artesanado local se crearon parasoles de mimbre, instalados en paneles deslizantes en los balcones de las habitaciones y en paneles basculantes en la fachada sur de la zona social. La falta de mantenimiento condujo a una progresiva degradación del edificio y la reciente recuperación no siguió los principios de prefabricación originales. Ana Tostões