Colegio de la Sagrada Familia

Está presente en el proyecto una referencia a la arquitectura inglesa, tanto en el uso de los materiales como en el planteamiento volumétrico.

Se hace un tratamiento diferenciado en dos piezas: la que configura la fachada a calle, en la que materialmente predomina el hormigón con un expresivo encofrado de tablas y con huecos matizados por paños de lamas orientables verticales, y la que se abre al complejo conventual y parroquial, con predominio de la fábrica de ladrillo con aparejo a soga y tizón inglés, y un ritmo de huecos fuertemente marcado por los brise-soleil verticales de hormigón que, en conjunto, generan un ritmo horizontal de bandas que se destaca del paramento. El acceso principal articula la unión entre los dos volúmenes a través de un núcleo de comunicación y servicios.

Desde el patio, los dos alzados corresponden a situaciones similares, corredores elevados de acceso a las aulas, y su imagen es la de una retícula estructural de hormigón con entrepaños de fábrica y vidrio. En todo el edificio hay una gran presencia de la estructura y de su modulación, que funciona como sistema unificador y cuya potencia permite un tratamiento variado de los entrepaños para adaptarlos al programa.
Mª de Smara Gonçalves Diez y Carlos Miranda Barroso.