Clínica Camacho

Hoy alterado, el sugerente cuerpo del edificio original —dos plantas sobre rasante— se desarrolla mediante la yuxtaposición y el desplazamiento de cuatro volúmenes primarios. Ordenados según un esquema en U, deja espacio a un amplio patio interno. Desde el exterior, las perspectivas del proyecto reflejan la rotunda vocación de un conjunto de plástica alargada, extendido sobre el plano del suelo. Más tarde, zócalos, carpinterías y terrazas se encargarán de subrayar la horizontal. A partir de la planta, la envolvente aditiva asume una articulación formal atentada a la distribución de funciones: primando la orientación, las habitaciones en el prisma más largo que construye la base del esquema inicial. Al norte, el volumen de la escalera aporta cierta distorsión dinamizadora a la composición. Junto a aquélla, los elementos que enmarcan la transición exterior/interior provocan el cambio de escala: la pérgola, envolviendo el tránsito desde la calle hasta la terraza de acceso, y la cubierta de esta última, una losa que vuela sobre la acera para señalar la entrada cuando se llega desde el sur. Las piezas que formalizan los brazos del esquema actúan como contenedores de los servicios sanitarios y administrativos. Escalera, terrazas, espacios de estancia y circulación trazan una red clara, dilatada en las dos direcciones, en coherencia con la geometría de conjunto.

Acentuando la actitud moderna transmitida por la clínica al peculiar contexto insular, contó con mobiliario tubular; diseños europeos e incipientes medios para la sustitución de artesanía por industria.
Francisco Mederos Martín y Luis Doreste Chirino