Casa Quevedo

Esta vivienda de veraneo se desarrolla en paralelo a una calle estrecha situada en lo alto de una colina, en una parcela de fuerte pendiente con espléndidas vistas hacia la cumbre. Su condición de vivienda urbana y el pronunciado desnivel del barranco al que se enfrenta constituyen las bases para la resolución del proyecto.

La axonometría muestra cómo se escalona la edificación hacia la angosta calle, que presenta una estructura mucho más alta y severa hacia el paisaje, al tiempo que los muros de la vivienda se prolongan hacia el exterior e incorporan las tierras contenidas a la propia volumetría del edificio. Sin embargo, al margen de otros análisis que enfaticen las características propias de la arquitectura de Miguel Martín tales como accesos a través de vestíbulos cubiertos mediante losas apoyadas sobre pilaretes circulares, huecos horizontales, ventanas en esquina, barandillas de malla metálica, cuerpos puros aderezados tan sólo mediante losas de hormigón, asimetrías, etc. , destaca el hecho de que la vivienda se encuentre apoyada sobre pilotis, lo cual constituye un rasgo particular. De este modo, al gran mirador circular acristalado, constituido por el dormitorio principal en la planta alta y por el salón en la planta baja, hay que sumarle una amplia terraza cubierta desde la que se puede contemplar el atardecer sobre las montañas.

Este espacio cubierto resume el espíritu del proyecto, que, al igual que el resto de la vivienda, nace de la propia morfología del terreno, frente a otras posturas contemporáneas, mucho más abstractas, en las que la elevación de las viviendas respecto al suelo respondía simplemente a planteamientos teóricos.
Eva Llorca