Aurrera

Aurrera fue una fábrica de fundición, fundada a finales del siglo XIX. En 1990 sus instalaciones se reconvirtieron para ser destinadas a oficinas y locales comerciales.

En 1940 las instalaciones de Aurrera se reformaron completamente para ajustarse al planeamiento urbanístico de Eibar: al trazado de las dos calles que ocupaban su finca, Bidebarrieta y Fundiciones (hoy Urtzaile). La solución adoptada por Alberdi fue ubicar las oficinas en el encuentro de las dos calles, por ser el emplazamiento que mejor respondía a las necesidades monumentales que exigían las empresas para su sede social, y las naves a lo largo de las dos calles. El edificio de oficinas dispone de planta baja y cuatro alturas; los dos pabellones cuentan con planta baja y dos alturas para talleres.

El racionalismo de Aurrera responde a dos influencias: la del GATEPAC en los pabellones de talleres, en conformidad con las exigencias funcionales del uso industrial, y la del racionalismo expresionista en el edificio de oficinas, de acuerdo con la monumentalidad exigida por la empresa, por medio de la disposición de un torreón circular.

El edificio ha sufrido recientemente una reforma que ha alterado la elegante curvatura de la esquina, añadiéndole un aplacado de piedra en el perímetro poligonal.
Gorka Pérez de la Peña Oleaga