21 viviendas grupo 1 y locales comerciales

Situado en el límite cronológico del movimiento moderno, el edificio Ribersol es un ejemplo del quiebro del lenguaje de la modernidad. Da paso hacia nuevas experiencias formales, pero mantiene la unión de los principios modernos con la tradición. No es una obra de autor, sino de autores, tal y como refiere Leonardo Benévolo en su Historia de la Arquitectura Moderna, al incluir a Leopoldo Uría entre un “grupo bastante numeroso de arquitectos jóvenes que podría ser citado como continuador de un esfuerzo […] que trabajan en solitario o formando asociaciones diversas”.

La distribución de las viviendas aventaja las condiciones de aplicación de la normativa de las viviendas de protección oficial.  La organización en planta se encaja dentro del sistema general en T, en el que también se inscriben los elementos de acceso y distribución. Desde los núcleos de comunicación se accede a los espacios distribuidores a las diferentes estancias. El cerramiento de su fachada principal, de ladrillo cara vista, conecta con el uso de la estructura de hormigón armado con un sistema constructivo –muro de carga de fábrica de ladrillo−, empleado en tipologías domésticas tradicionales de la ciudad. Los antepechos de aluminio anodizado, como sus carpinterías, incorporan una relectura de las condiciones innovadoras de los materiales en el final del movimiento moderno. Por otro lado, los aplacados cerámico y de mármol de Carrara en la planta baja permiten una continuidad con la escala comercial de la calle y distancian la volumetría de uso residencial del anti-basamento en accesos y locales.

La imagen de estas viviendas mantiene una posición límite en su lenguaje formal, manifestándose un orden canónico de ventanales rasgados señalando su continuidad con las condiciones formales y rituales del movimiento moderno. Esta referencia canónica está complementada con la introducción de retranqueos verticales. Los paños de ladrillo marcan un cuadrado mediante los antepechos metálicos en continuidad con las carpinterías. La diluida horizontalidad de los huecos se reafirma con el uso del aluminio en los antepechos, creando una continuidad con sus cierres de cristal. 

Daniel Villalobos Alonso y Silvia Cebrián Renedo