Xosé Bar Bóo
Vigo, 1922-Santiago de Compostela, 1994
Xosé Bar Boo tuvo una temprana vocación hacia el diseño que su familia alimentó: siendo aún adolescente, diseñaba muebles para su casa familiar que recuerdan a las realizaciones de Marcel Breuer. Terminado el bachillerato en Vigo, se desplazó a Madrid para estudiar arquitectura y, una vez terminados los estudios en 1957, regresó a su ciudad natal para empezar a ejercer como arquitecto, al contrario de lo que hicieron otros ilustres arquitectos gallegos como Alejandro de la Sota o Ramón Vázquez Molezún, que permanecieron en Madrid.
Xosé Bar Boo fue fundador del Colegio de Arquitectos de Galicia, institución de la que también fue decano. Desde el Colegio ejerció una importante labor de formación y divulgación en temas tan dispares como la ecología, el urbanismo o la construcción, adquiriendo fama de gran orador. Uno de sus cursos en el Colegio versó sobre tradición y tecnología de la piedra. En efecto, su obra se vincula con la arquitectura tradicional gallega mediante el uso de la piedra labrada manualmente, si bien ésta se pone al servicio de arquitecturas eminentemente modernas. La piedra, a través de múltiples soluciones, aparece en muchas de sus obras: en los mercados de abastos de O’Porriño y Gondomar, la piedra, dispuesta en grandes placas de granito en vertical (pastas), soluciona la fachada y el contacto con el suelo, sin asumir un papel estructural. En otros, como el Policlínico de la Cíes, la piedra ocupa un lugar que bien podría haberse solucionado con elementos industrializados metálicos, como plementería de un muro cortina; una solución que también usa en el complejo de viviendas Xosé Obreiro, de 1969. Otro de sus campos de interés fue el urbanismo, y ensayó sus ideas en fragmentos urbanos de vivienda social como los bloques de viviendas para militares de Pontevedra o en el Plan General de Ordenación de Bayona, entre otros.
Junto con su ex compañero de escuela, Andrés Fernández-Albalat Lois, renovaró el panorama arquitectónico gallego, introduciendo las corrientes europeas del racionalismo más canónico: Bar Boo principalmente en el sur de la comunidad y Fernández-Alabat en A Coruña. En particular en los primeros años de su producción, Bar Boo ejerce un control férreo de sus obras, asumiendo personalmente el control de hasta el más mínimo detalle. De entre estas obras tempranas destaca el edificio Plastibar de Vigo (1957) que supuso la introducción del lenguaje moderno en el paisaje urbano de la ciudad gallega. En un segundo momento, el despegue económico gallego se concreta en la multiplicación de los encargos, de mayor tamaño y nuevas tipologías: mercados, clínicas, edificios industriales, etc. Aunque sigue siendo fiel al lenguaje racionalista, introduce en ellos más libertad formal y volumétrica, siguiendo, otra vez, los caminos que se abrían en la arquitectura europea del momento y dejando entrever su admiración por la obra de Frank Lloyd Wright, que abría nuevos
Una de sus grandes obras, conclusiva en su carrera (ya en 1991), fueron los juzgados de A coruña, donde vuelve a combinar la piedra con el muro cortina. En su interior, el gran atrio con lucernarios y escalera helicoidal constituye uno de los espacios interiores más imponentes de su carrera.
La importancia de su obra como arquitecto se une a la de diseñador de elementos constructivos industrializados, patentando modelos de persianas, escaleras y un sistema de anclajes mecánicos de aplacados pétreos para fachadas ventiladas.
Bibliografía
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AAVV, Xosé Bar Boo arquitecto, Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia, A Coruña, 1996.
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Autor de la biografía: Roger Subirá