Joaquín Vaquero Palacios

Oviedo, 9 de junio de 1900-Madrid, 1998

El padre de Joaquín Vaquero Palacios, Narciso Vaquero fue un Ayudante de Obras Públicas que jugó un papel fundamental en el desarrollo de la industria asturiana mediante su labor como empresario. Entre sus proyectos más importantes está el abastecimiento de aguas de la ciudad de Oviedo. Su hijo, Joaquín Vaquero, demostró una marcada sensibilidad artística desde niño. Eligió la carrera de arquitectura, como vocación paralela a la pintura, trasladándose a estudiar a Madrid. Los primeros años de actividad profesional se centraron en la pintura, por ello, al terminar la carrera de arquitectura se afincó en París y posteriormente en Nueva York donde intentó hacerse un nombre como artista y expuso en diversas galerías de arte. Con su excompañero de promoción, el arquitecto Luís Moya, participaron en el concurso del monumento Faro de Colón quedando en tercera posición de la segunda vuelta.

A su regreso de los EE UU, continuó con su intención de hacer carrera en el mundo del arte, pero empieza a compaginarlo con sus primeras obras arquitectónicas construidas en un marcado estilo racionalista.

Sus primeras obras construidas, encargos principalmente residenciales de personas cercanas a la familia, se caracterizan por un marcado carácter racionalista. En 1933, nació en Madrid su único hijo, Joaquín Vaquero Turcios, que sería también artista y con el que colaboraría, años más tarde, en sus obras de madurez.

La Guerra Civil le sorprendió en Oviedo, de donde pasó a Galicia fijando su residencia por algunos años en Santiago de Compostela. Allí realizó numerosos dibujos de monumentos y llevó a cabo la restauración de importantes edificios históricos de la ciudad, así como otros de nueva planta como el Mercado de Santiago. En esta época su arquitectura abandona el racionalismo en pos de un lenguaje historicista que, sin embargo, no renuncia al uso de innovaciones técnicas como el hormigón armado. Terminada la Guerra, emprende nuevos viajes por Europa y América hasta que, en 1965, es nombrado director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma, donde trasladó su residencia.

Esta trayectoria profesional ─que tiene el arte como elemento central─ da un giro inesperado cuando recibe el encargo de construir una serie de centrales hidroeléctricas en su Asturias natal. Hidroeléctrica del Cantábrico, la empresa de la cual recibe el encargo, proviene de una de las empresas que fundó su padre, la Junta de Saltos de Agua de Somiedo. Estos trabajos se convierten en un extraordinario ejemplo de integración de las artes y la arquitectura: el maravilloso Salto de Salime, la central de Proaza y la decoración de la central eléctrica de Miranda, con un mural de 6 x 10 m en el interior y dos figuras de once metros de altura en el exterior, son ejemplos únicos el mundo por la unión de ingeniería, arquitectura y arte.

El Salto de Salime en el río Navia representa a la perfección la importancia que el franquismo dio a las grandes obras hidráulicas. Esto queda patente en la extraordinaria calidad y detalle del proyecto que, mucho más allá de su función ingenieril, incorporó arquitectos y artistas, en una voluntad de hacer una obra emblemática, coherente y total.

La presa y central hidroeléctrica de Salime se construyeron entre los años 1946 y 1955. La presa permite al río Navia la creación del embalse más grande de la región española de Asturias, a escasos 20 km del mar Cantábrico. En este caso, tratándose de una región húmeda, sin problemas de abastecimiento de agua, su aprovechamiento es casi exclusivamente destinado a la generación eléctrica que sí era muy necesaria en una de las regiones más industrializadas de España.

A pesar de la complejidad técnica de la obra, en Salime se cuidaron con gran esmero los aspectos estéticos. El hijo del arquitecto Joaquín Vaquero Palacios asistió a su padre en este cometido: bajo relieves exteriores de hormigón e inmensos murales en las cuidadas salas interiores ─la sala de turbinas es una de las joyas de la central con un mural de 300 m2─ se unen a las expresivas formas de hormigón de elementos como miradores o los elementos que coronan las compuertas de descarga.

En Proaza, el conjunto del volumen de la sala de turbinas se concibe como una gran escultura colosal de hormigón visto. La central es considerada como una de las obras más emblemáticas del patrimonio industrial español del siglo XX que sigue en funcionamiento hoy en día.

De Vaquero Palacios se valora tanto su trayectoria como arquitecto como su obra artística. Son de especial interés sus pinturas de paisajes, algunas de ellas expuestas en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Hasta al final de su vida Vaquero Palacios recibió múltiples premios y reconocimientos por su actividad artística que, al menos en vida, recibió mucha más atención que su obra construida. La obra de Vaquero Palacios para la empresa Hidroeléctrica del Cantábrico, para la cual también construyó la sede social en Oviedo fue divulgada en una exposición dedicada en la Fundación ICO de Madrid titulada La belleza de lo descomunal.

Biografía a cargo de Roger Subirà

Bibliografía

  • AA VV, Joaquín Vaquero Palacios. La belleza de lo descomunal, Fundación ICO, Madrid, 2018.
  • VAQUERO IBAÑEZ, Joaquín, “ʽRepresentación de la energía como motivo de abstracciónʼ: Joaquín Vaquero Palacios en las centrales asturianas”, en Arquitectura 375, septiembre de 2018, págs. 123, 125, 128-129.
  • EGAÑA CASARIEGO, Francisco, “Joaquín Vaquero Palacios en Nueva York”, en Archivo Español de Arte 343, julio-septiembre de 2013, págs. 237-262.
  • CAPITEL, Antón, “Modernidad y clasicismo: el siglo XX en Asturias a través de cuatro personajes”, en Arquitectura Viva 132, 2010, págs. 21-23.
  • CAPITEL, Antón, “Expresiones plasticas: Vaquero Palacios, medalla de oro de la arquitectura”, en Arquitectura Viva 52, enero-febrero de 1997, págs. 70-71.
  •  AMANN, Atxu, CÁNOVAS, Andrés, eds., Joaquín Vaquero Palacios: Medalla de Oro de la Arquitectura 1996, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Madrid, 1996.
  • CAPITEL, Antón, “Joaquín Vaquero Palacios: tan arquitecto como pintor”, en Arquitectos 141, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Madrid, 1996, págs. 52-53.
  • CHUECA GOITIA, Fernando, “Joaquín Vaquero Palacios: pintor infatigable”, en Arquitectos 141, Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, Madrid, 1996, págs. 54-57.
  • PÉREZ LASTRA, José Antonio, Vaquero Palacios, Arquitecto, Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, Oviedo, 1992.
  • AA VV, La obra integradora de Joaquín Vaquero, Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias y León/Hidroeléctrica del Cantábrico, Oviedo, 1989.
  • VAQUERO PALACIOS, Joaquín, El Alma del paisaje / discurso del académico electo D. Joaquín Vaquero, el día 14 de diciembre de 1969, con motivo de su recepción y contestación del Marqués de Lozoya, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1969
  • RAMÍREZ DE LUCAS, Juan, “Joaquín Vaquero o el paisaje estructurado”, en Arquitectura 87, marzo de 1966, págs. 50-54.
  • “El Arquitecto y pintor Joaquín Vaquero: su historial y obra pictórica”, en Revista Nacional de Arquitectura 12, 1941, págs. 26-29.

Edifícios de Joaquín Vaquero Palacios

9 edifícios

Save to...