Abstract
La fotografía es una de las herramientas más importantes para observar el mundo. Como tal constituye un instrumento óptimo para la representación, el análisis y la crítica de la arquitectura construida. Esta tesis se centra en la figura de Juan Miguel Pando Barrero (Madrid, 1915-1992) y lo muestra como uno de los exponentes fundamentales de la fotografía de arquitectura moderna en España. Su trabajo durante la segunda mitad del siglo XX —en gran parte inédito— supone un aporte sustancial a la revisión crítica de esa arquitectura, a menudo ya desaparecida. En la España de 1950 comenzó el renacimiento de la modernidad arquitectónica. A través de las publicaciones periódicas —foto fija de la realidad del momento—, las fotografías pusieron al alcance de los arquitectos los avances que se estaban produciendo a nivel internacional. La nueva generación de arquitectos centró sus esfuerzos en generar construcciones que aunasen los avances tecnológicos, la racionalidad y la conciencia económica y social. Una vez construidos los relatos canónicos de la arquitectura moderna y sus protagonistas, el estudio del papel de los fotógrafos ayuda a comprender la transformación que se operó en la propia arquitectura española. La esencia iconográfica de aquéllas fotografías, que hicieron posible la difusión inmediata de nuestra arquitectura a través de las revistas, fue una gran herramienta proyectual para los arquitectos españoles del momento: la arquitectura producía imágenes sumamente atractivas que retroalimentaban, a su vez, a la propia producción arquitectónica. La cámara de Pando no sólo registró la nueva arquitectura que se estaba construyendo, sino que su colección de imágenes consiguió influir en cómo ésta se percibió y se desarrolló. Pando elevó ciertas imágenes —y, por tanto, esos edificios— a la categoría de iconos. Del conjunto de obras retratadas por Pando destaca, en primer lugar, la notable preocupación por la cuestión social y el problema de la vivienda. Con sus fotografías, Pando fue capaz de transmitir las sensaciones provocadas por los edificios, los conceptos y valores implícitos en ellos y, lo que es más importante, de reflejar la vida que comenzaba a desarrollarse en esas nuevas arquitecturas. Pando asimiló y supo interpretar los proyectos y, gracias a ello, pudo ‘retratar’ las intenciones de los arquitectos. El resultado fue un discurso visual renovador y respetuoso, cuyo valor fundamental reside en la humanización de las obras a través de sus fotografías.
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