Edificio Garmoré

El edificio remata una manzana histórica en el centro de Gijón, por lo que dispone de tres fachadas exteriores. La planta rectangular del solar ayuda a una disposición de las viviendas ordenada y pragmática, cuatro por planta con dos núcleos de comunicación, alineando a las fachadas exteriores las estancias principales –despacho, comedor, sala, dormitorios–.

La diferente caracterización de las calles determina el diseño de las fachadas. La fachada a la calle Marqués de San Esteban se eleva sobre una gran arcada, siguiendo la composición existente en toda la calle. Se genera así un espacio cubierto a modo de pórtico que permite retranquear la alineación de la planta baja, elevándose el volumen de las viviendas sobre el espacio público. La fachada sobre la arcada está resuelta con una peculiar logia a modo de brise-soleil, que protege las viviendas del sol. Este elemento es, sin duda, lo más interesante del edificio, por ser poco habitual y por estar resuelto de una manera muy interesante: un entramado de hormigón con antepechos de ladrillo revestidos con coloridos mosaicos de gresite.

La fachada posterior –al frente marítimo– repite el mismo sistema, pero la logia se cierra en este caso con carpintería, para conformar una sucesión de galerías que emulan este tipo de cerramientos tradicionales en las villas marineras del norte de España.

La fachada a la calle Zamora combina un gran paño neutro resuelto con plaque vítrea mediante un volumen que, al igual que sucede en las otras fachadas, emerge hacia el exterior y se resuelve con una ordenada disposición de huecos de igual formato. En la pared lisa se sitúa en conjunto escultórico denominado Marineros, obra del artista local Joaquín Rubio Camín.

Valentín Arrieta Berdasco