Viviendas en la calle Garcilaso de la Vega

El edificio tiene acceso a las dos escaleras de las que consta el bloque a través de un angosto pasaje al aire libre. Este pasaje, con un tratamiento de fachada similar a las que dan a la calle, con ladrillo caravista, funciona como un patio de iluminación y ventilación al que dan cocinas, cuartos de baño, algún dormitorio y escaleras, y separa el edificio de la medianera.

A continuación de la entrada a las viviendas o zaguán, hay un local comercial en esquina, con almacén en el semisótano, que organiza su entrada en planos horizontales y verticales, alejándose del chaflán. El pronunciado desnivel que presenta la calle de Garcilaso de la Vega permite la instalación de viviendas en planta baja y locales bajo ellas, en semisótano, destinados en la actualidad a cocheras individuales. 

El volumen se compone así con una gran claridad: un paralelepípedo de cuatro plantas en voladizo sobre la baja y la semisótano, con vigas en hormigón visto y bóvedas catalanas en los forjados, muy expresivas. Su contundencia se subraya mediante la estrategia compositiva de las fachadas, que alterna huecos de proporción vertical entre las plantas, de manera que no están a eje, y que se sirve del efectista contraste cromático entre el color ocre rosado del ladrillo caravista y las persianas verdes alicantinas.

María Elia Gutiérrez Mozo