Memoria
En 1964, Josep Puig i Torné abandonó el despacho de Antoni Bonet i Castellana para asociarse con Josep M. Esquius, un arquitecto que colaboraba con ellos desde que era estudiante. La urbanización Mirador, que sería su primer proyecto, está planteada en forma de cruz para que todas las parcelas tengan una buena relación con el paisaje. En el centro de la gran cruz es donde se encontraban localizados los servicios comunitarios, como el casino y la piscina, pero que no se construyeron.
Al entrar en la urbanización, lo primero que nos encontramos son dos promociones de apartamentos entre medianeras, los edificios Vela 1 y Vela 2, que son dos agrupaciones muy interesantes de apartamentos retranqueados, con la fachada principal inclinada unos sesenta grados. El resto de la urbanización está resuelta con viviendas unifamiliares aisladas, construidas por encargo a partir de cuatro modelos que podían adaptarse a las necesidades de los clientes y la topografía del solar: Diamante, Esmeralda, Perla y Topacio. El resultado es un conjunto muy variado y de una gran calidad expresiva, que se completa con un edificio de cuatro bungalós adosados de gran interés. Algunas de estas casas han sido más o menos transformadas, pero muchas de ellas todavía conservan el estado original. Cabe destacar que también se aplicaron algunos principios urbanísticos de la teoría de las ciudades jardín, como, por ejemplo, la ausencia de vallas entre las parcelas y la introducción de recorridos peatonales.
Xavier Llobet i Ribeiro
Uso original: Uso residencialConjunto de viviendas
Reportaje fotográfico:
Categoría: Nivel A
Registro: La vivienda moderna