Teatro Alves Coelho

En la transición de la década de 1940 a la de 1950 se desarrolla una campaña para dotar de cine-teatros a las sedes de los municipios. En este contexto, la Comisión del Teatro Alves Coelho encarga a Mário de Oliveira el proyecto para el teatro de Arganil. Ubicado al final de la avenida José Augusto de Carvalho, el Teatro Alves Coelho se articula con las traseras de los edificios de los edificios de los palacios que albergan el ayuntamiento y la oficina de correos, introduciendo una centralidad diferente en el espacio urbano. En contraste con el entorno, el edificio afirma la modernidad deseada con una composición que denota afinidades con el racionalismo europeo, en especial con la arquitectura holandesa de Dudok. Así, el cuerpo del teatro está trabajado con un equilibrio de masas geométricas acentuado por los volúmenes de la caja del escenario y de las escaleras de acceso al piso principal y a la planta de la sala de proyección. Cerrado hacia la avenida, hacia la que sólo se abre la entrada, el teatro se relaciona con el espacio exterior creado al sur; unión que se ve enfatizada por el detalle de las láminas de los parteluces horizontales que acentúan las ventanas en el ángulo de la caja de escaleras. Por encima de la entrada, el grupo escultórico de Aureliano Lima hace alusión a las artes del espectáculo. Según el Inquérito à Arquitectura Portuguesa do século XX Equipo IAPXX Norte, coordinación de Sérgio Fernández