Monasterio de las Salesas

Dos piezas esenciales conforman el conjunto monacal: la iglesia y el claustro. La posición relativa entre ambas hereda la tradición monástica en una abstracción de lenguaje según los cánones contemporáneos. El primer recibimiento, traspasada la verja del asentamiento, nos lo ofrece un depurado compás formalizado por la ortogonalidad en rincón de las fachadas de la iglesia y del claustro. La portada de la iglesia se significa jerárquicamente con respecto a la conventual, más austera.

La consabida diferenciación volumétrica entre los dos elementos principales, iglesia y claustro, se reinterpreta de otro modo: la cubierta de toda la edificación coincide en el mismo plano, pero mientras que la masa blanca del convento se ciñe a la planta superior, la iglesia ofrece ese tratamiento en toda su altura.

El claustro de forma rectangular encierra en el patio un ajardinamiento en cuadrantes asimétricos. La geometría del claustro ofrece dos meditadas singularidades: en la planta baja desaparece el ala de occidente, lo que provoca la conexión visual entre el patio y la sierra y facilita el refresco y ventilación para el estío; en la planta alta se elimina una crujía del ala norte para conseguir una terraza soleada para el sur del invierno.
Francisco Daroca Bruño