Hotel Sidi Saler

Las primeras privatizaciones de El Saler fueron destinadas a hoteles, como el Parador Nacional, a la que pronto se sumo la iniciativa privada con la adquisición del núcleo num. 1 previsto en el planeamiento para la construcción del Hotel Sidi Saler. Situado en primera linea de mar, con un amplio espacio libre a su alrededor, alejado de las torres de apartamentos construidas en sus inmediaciones, se convirtió así en un establecimiento de alto nivel que aprovechaba las magnificas condiciones de su entorno natural y su emplazamiento privilegiado entre las dunas.

El edificio se despliega formando una L con un brazo menor situado al norte y otro mayor paralelo a la costa. Para evitar la monotonía y los largos recorridos, los dos núcleos de comunicaciones verticales funcionan como articulaciones, produciendo retranqueos de las piezas que alojan las habitaciones y creando una cierta complejidad de volúmenes y sombras en su percepción desde el exterior. En este bloque mayor las habitaciones con terrazas individualizadas vuelcan al mar y la fachada oeste, donde se encuentran los corredores de accesos y las zonas de servicios, se cierra con paramentos casi ciegos, solo rasgados por ventanas apaisadas continuas para iluminación de los opacos. En el ala menor, las habitaciones ocupan ambos lados del pasillo para aprovechar las vistas tanto hacia Valencia como hacia el cabo de Cullera. Las dos primeras plantas alojan los amplios salones y las zonas comunes, que ocupan el espacio interior de la L volcada al mar.

El edificio ha sido alterado por actuaciones posteriores, que han afectado a los ambientes interiores y al tratamiento exterior y han cambiado el color verde ortogonal. A la fachada oeste, que es la primera imagen que se percibe cuando nos aproximamos al hotel, se le ha añadido un falso muro cortina y una pérgola formada por una lamina plegada de hormigón. (Extraído de la Publicación “Arquitectura del Sol” ISBN 84-86828-38-4)

Propuesta a cargo de Jaime Prior y Llombart.