Escolas para a Fábrica Secil

Obra de transición en la trayectoria de Keil do Amaral, revela un replanteamiento de las bases formales de su producción tras el encuentro con la arquitectura holandesa de Willelm Marinus Dudok, «una arquitectura progresista y moderna, aunque conservando las tradiciones en su justa medida», como él mismo la definió.

Un desarrollo en planta muy racionalizado en su economía revela una claridad programática que se traduce en la descomposición de los volúmenes en planos, tratados con un grafismo lleno de una textura casi táctil. En su exploración de una propuesta de línea alternativa a la vanguardia moderna, en un momento en que oficialmente el Régimen condenaba el Movimiento Moderno, Keil buscaba un diálogo entre la tradición y un «nacionalismo sin dureza ni sequedad», reflejo de la propia vida o de la Arquitectura y la Vida. Y proclamaba su modernidad a través de un juego puro de volúmenes de composición horizontal, en contraste con la altura de la torre, revestida de ladrillo y asentada como una señal. Con una integración generosa del espacio exterior, el uso de materiales tradicionales como el ladrillo, la piedra o la madera contribuía también a alejar cualquier abstracción moderna, integrando la escuela en el paisaje de un modo más natural.
Ana Tostões