Edificio de viviendas en el Barrio Ríos Rosas

El edificio tiene una presencia escultórica de gran potencia de carácter neoplástico, con unos fuertes contrastes lumínicos producidos por los cuerpos verticales sobresalientes y los huecos de la fachada. Las plantas son diferentes para enfatizar este juego plástico que proporciona gran dinamismo al conjunto. Asimismo, el acabado de plaqueta cerámica de gres que tanto utilizó Bonet en sus obras contemporáneas ayuda a potenciar el resultado plástico y cromático, aparte de haber favorecido su mantenimiento, como señala Guerra de la Vega. La impactante imagen formal no impide la perfecta inclusión del conjunto en el ensanche madrileño.

Curiosamente, las plantas tienen un carácter tradicional al repetir un modelo ocho veces y variar lo mínimo, incluso, la casa en esquina.

Las ocho viviendas por planta se distribuyen con cuatro núcleos de comunicación vertical que incluyen escalera y montacargas más ascensor principal. Las casas abiertas a Cristóbal Bordiú tienen un patio de manzana detrás, pero las dos centrales que miran a Ponzano requieren un patio interior. La distribución es más libre que la casa burguesa habitual, pues al tener superficies menores es necesaria más flexibilidad y pérdida de independencia en el salón. Aún así, consiguen los arquitectos introducir en un ancho de fachada mínimo el salón y dos dormitorios retranqueando éstos tras la terraza, como hiciera Coderch en el Edificio Girasol y Gutiérrez Soto en las viviendas de Almagro.

Equipo redactor Arquitectura de Madrid y Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid. Revisión y adaptación: Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM: Alberto Sanz Hernando. Colaboradoras: Margarita Suárez, Beatriz Gutiérrez, Miriam Martín, María José Mier y Silvia Mata