Memoria
El proyecto puede entenderse como una reflexión de Aguinaga en torno a la presencia arquitectónica en un solar situado en el borde del ensanche. En este caso sus principales características son la forma trapezoidal, la proximidad a la plaza del Museo de Bellas Artes y la vocación de antesala del ensanche bilbaíno. La composición del conjunto se resuelve con dos grandes cuerpos adaptados al ángulo y un patio abierto en su encuentro. El edificio tiene seis plantas dispuestas sobre un zócalo comercial y una entreplanta de oficinas. En el vértice, la fachada se curva ligeramente debido al trazado de la plaza que conforma.
La tipología residencial se compone de viviendas de tres y cuatro dormitorios, con unas superficies que oscilan entre los 140 y 200 m2 en profundas crujías de 20 y 26 metros. Estas dimensiones obligan a emplear patios interiores pero, como en otros trabajos de Aguinaga, las plantas son un trabajo de suma elaboración, ya que las distribuciones expresan de manera inmejorable el orden, el aprovechamiento superficial, la claridad funcional y la estructural. En ellas queda patente, sin duda, la influencia del madrileño Luis Gutiérrez Soto, con quien Aguinaga colaboró a lo largo de su trayectoria profesional.
Lo más destacable de su expresión exterior es el uso de un leguaje depurado y contemporáneo, basado en el empleo de un único tipo de hueco repetido que confiere a la fachada la condición de envolvente continua.
Asier Santas Torres
Uso original: Uso residencialVivienda colectiva
Reportaje fotográfico:
Categoría: Nivel A
Registro: La vivienda moderna
