Colegio de Enseñanza Media y Superior Monteagudo

En una primera fase, el colegio estuvo integrado por tres bloques independientes: un edificio puente que hoy continúa albergando los espacios comunes y actúa como pieza de recepción, y dos edificios de aulas dedicados entonces, respectivamente, a bachillerato elemental y superior. En 1967 se añadió un tercer bloque de clases y un gimnasio, para cuya solución de cubierta se optó por una malla espacial.

Los pabellones de aulas parten de un módulo de 8 x 8 m, el correspondiente a la dimensión de una clase, y van quebrando su perímetro para garantizar una exposición solar suficiente. Protegidos con un diseño de lamas verticales en los corredores orientados a poniente y horizontales en los recintos a mediodía, los cerramientos incorporan novedosos vidrios de control térmico.

Ubicado en plena huerta murciana, la fragmentación del programa escolar responde también a las particulares condiciones de un clima y de un entorno privilegiados. La importancia de los espacios exteriores como lugares de relación y la preocupación del arquitecto por asegurar un diálogo fluido interior-exterior son evidentes en decisiones como la de abrir la capilla al patio mediante puertas correderas, pero, sobre todo, en el cuidado diseño de los jardines a partir de especies locales, áreas de sombra y estanques que recuerdan la presencia del agua en las acequias cercanas.
José Parra