Capela de Picote

Alejada de cualquier núcleo urbano, en medio de un paisaje austero con una población dispersa, esta presa exigía la construcción de un poblado para alojar a los trabajadores y a sus respectivas familias, dotado de centro comercial, escuela y capilla, así como un albergue para el personal directivo. El plan general del poblado fue ejecutado de forma conjunta por los arquitectos João Archer, Manuel Nunes de Almeida y Rogério Ramos.

La capilla propone una depuración, con técnicas constructivas modernas, del esquema compositivo y del lenguaje de los templos de la Antigüedad clásica. Su emplazamiento, alejado del resto de las construcciones en lo alto de un monte que domina el poblado, se transforma en el aspecto dominante de su carácter. El terreno entre la capilla y la carretera mantiene las cualidades naturales, está humanizado únicamente por una pasarela de hormigón que parte de la capilla. En el propio edificio, la intensa relación con el medio natural se hace evidente, sobre todo, en la dimensión del nártex —un tercio del volumen—, donde se halla el púlpito para la celebración de actos religiosos al aire libre, subrayada por los peristilos laterales.

Esta relación adquiere un sentido clásico debido a la simetría casi absoluta del edificio, a sus proporciones constantes y a la regularidad y legibilidad de la estructura, a la que se subordinan el resto de los elementos.
Jorge Carvalho