Abstract
A partir de la década de los cincuenta comienza a producirse un cambio sustancial en la forma de hacer arquitectura en la ciudad de Valladolid, el primer caso vino dado de la mano de Miguel Fisac; marcó de modo muy claro los principios renovadores de la Arquitectura Moderna con uno de sus edificios proyectados en el año 1951 que le valió el reconocimiento internacional, el Colegio Apostólico de los Padres Dominicos en la Arcas Reales, origen de sus nuevas e innovadoras ideas pioneras de una modernidad internacional que encontraron apoyo real en Valladolid. Bajo esta perspectiva de cambio nos encontramos doce años más tarde, ya con la transformación más arraigada en la forma de hacer, y a apenas un kilómetro de distancia del colegio de los dominicos de M.Fisac, con el Colegio de la Sagrada Familia proyectado en el año 1963, por los arquitectos procedentes de la escuela madrileña A. Vallejo Álvarez, A. Vallejo Acevedo y F. Ramírez de Dampierre, donde se advierten ya de modo muy concreto los criterios de forma que otorga la modernidad.
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