Abstract
Esta tesis analiza la relación tensa e intensa que se produce entre tres casas proyectadas por Jørn Utzon para sí mismo y el horizonte. La perspectiva que se plantea no se limita al campo físico, sino que aspira a comprender, en realidad, la casa que el arquitecto tiene en el horizonte de su vida y de su obra. Nos interesa la casa como idea, como laboratorio de pruebas del propio quehacer arquitectónico, como núcleo mismo de la arquitectura, donde se pueden hallar los elementos que la identifican y trabajar con ellos, una y otra vez, en una revisión continua de la propia disciplina. El análisis parte de una condición física que determina estas casas y también otras obras destacadas del arquitecto, basada en una posición escogida del edificio en el terreno y una especial relación de los elementos horizontales (suelo y techo), que comprimen el espacio en su eje vertical. Los vectores visuales parecen ser expulsados con fuerza entre los dos límites. La vista así proyectada alcanza la línea del horizonte. Entre casa y horizonte se establece una tensión que resulta inquebrantable y que caracterizará el lugar desde ese momento. Pero la voluntad inequívoca de Utzon por medirse como arquitecto y como habitante directamente con el horizonte, la línea donde confluyen el cielo y la tierra (el mar en los tres casos de estudio), nos permite establecer otras asociaciones entre estas dos categorías. El horizonte es el límite de nuestra percepción visual y, por tanto, está directamente asociado a nuestra condición humana y a las limitaciones que le son propias. Es evidente que subyace en la mente del arquitecto una atracción por el abismo, propia de la herencia cultural del romanticismo nórdico, precursor de las vanguardias abstractas del siglo XX. El propio desarrollo de la investigación nos aproxima a la noción de límite, inherente a estas obras, que será imprescindible para profundizar en la comprensión de las dos categorías que plantea el título: Casa y Horizonte. El arquitecto compone el espacio que habita a partir de elementos con autonomía y significado propios. Plataformas, muros y cubiertas en multitud de combinaciones nos desvelan, por fin, qué busca insistentemente el arquitecto en algo más de treinta años que dura todo este proceso. Jørn Utzon nos indica con las obras que aquí se estudian cómo puede el hombre moderno restaurar una condición genuina de la arquitectura: procurar orientación al ser humano.
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