Pousada-Albergaria de Vila Nova

La importancia que durante toda su carrera profesional tuvo Januário Godinho está indisolublemente ligada a su capacidad de dominio de los espacios de los edificios que construye, ya se trate de equipamientos, sedes de instituciones o residencias. […]
Por razones de facilidad de adaptación a la topografía del terreno y sacando partido del paisaje abierto, la planta de la posada se organiza en un cuerpo extenso de matriz circular interrumpido, de forma sensible en la zona central, por otro cuerpo en el que están ubicados los servicios. Con el centro en un punto, este cuerpo extenso se desarrolla en distintos planos a los que corresponden las distintas funciones y tratamientos de la fachada. En la planta baja, las zonas con más superficies acristaladas corresponden a las salas; en la planta superior, balcones o ventanas corresponden a las habitaciones. Dos retranqueos en el nivel de la planta baja indican las entradas; una de ellas, la principal, está enfatizada por una marquesina que se proyecta al exterior. […]
Las salas están organizas con espacios de la máxima fluidez. Los desajustes de las paredes o la presencia de algunos volúmenes interiores son marcas suficientes para atribuir la deseada diferenciación de función a unos espacios unitarios.
Los materiales empleados — paredes de cantería, ya sea a la vista o revocada, cubiertas con tejados sobre armazones de madera, carpinterías y barandillas de los balcones también de madera —, la escala conferida a las aberturas — incluso a aquellas que forman paños continuos de vidrio — y, sobre todo, la simbiosis conseguida entre la morfología del terreno y la construcción llaman la atención sobre un tipo de actuación, menos elocuente en algunos momentos, pero ciertamente de mayor actualidad.
En Inquérito à Arquitectura Portuguesa do século XX
Equipo IAPXX Norte, coordinación de Sérgio Fernández