Instituto Laboral de Miranda de Ebro

En instituto se proyecta un año después del desaparecido Instituto de Herrera de Pisuerga (1955), siguiendo los mismos esquemas funcionales y técnicos. La obra está dentro de los principios de la arquitectura de J. A. Corrales, que derivan de la importancia otorgada al uso de los materiales, a la razón constructiva y al cuidado de los detalles y elementos del conjunto.

El lenguaje arquitectónico empleado se manifiesta en el diálogo entre la estructura de hormigón vista y los cerramientos de ladrillo caravista, y, gracias a la experimentación técnica, en los detalles constructivos como el desaparecido complejo sistema móvil de control de soleamiento de la fachada sur.

Más allá de las referencias eruditas o de los modernos lenguajes estilísticos retóricos, la fuerza de la obra radica sustancialmente en su naturalidad funcional, espontánea, para asumir un programa docente que desarrolla con estrictos planteamientos técnicos, pero a su vez humanizados mediante la armonía con el lugar, por ejemplo, el gran vuelo que cubre parcialmente el patio y que extiende la arquitectura hacia la rivera del río Ebro.
Daniel Villalobos Alonso