Igreja Matriz de Santa Luzia

A partir de una construcción original de 1567, la Ermita de Santa Lucía sufrió, a lo largo del tiempo, sucesivos trabajos de restauración y alteraciones. Al final de la década de 1950 se tomó la decisión de dotar a la población de un nuevo espacio de culto, en respuesta a las necesidades de una población creciente, que miraba al futuro y no quería aferrarse a la imagen de una iglesia arruinada. La nueva construcción sustituyó a la antigua, aunque el autor mantuvo la volumetría de la antigua cúpula como reflejo de las preexistencias, según una voluntad de “equipar a la sociedad con los medios técnicos y lingüísticos de su época”. El lenguaje del proyecto suscitó muchas críticas durante el proceso de construcción. En su defensa, el padre António Patrício, responsable de la parroquia, escribió: “la Casa de Dios será, de este modo, un símbolo, aunque moderno, de nuestro tiempo”. La iglesia se entiende como el elemento central del espacio público. El acceso, a poniente, se subraya con un pórtico en voladizo que remata la volumetría depurada del conjunto, del que sobresale la cúpula, como un volumen puro, y la torre que quiebra la verticalidad dominante.
Gonçalo Vargas y Ana Tostões