Facultades de Química y Física de Madrid

El primitivo conjunto de Ciencias, con las cuatro facultades de Químicas, Físicas, Exactas y Naturales, se ordenaba alrededor de un gran patio ajardinado donde se abrían las fachadas principales. Construidas sólo las dos primeras, conformaban una U y una H, respectivamente, con un cuerpo posterior que contiene las aulas magnas, y se unen por una pasarela a nivel del primer piso.

La facultad de Químicas, con ocho niveles, se compone de dos cuerpos perpendiculares a la fachada principal que albergan los accesos principales. Un gran pabellón perpendicular une los dos vestíbulos formando una U con las dos alas principales, en cuyo encuentro se disponen las comunicaciones verticales. En el punto central se dispone la cátedra, gran aula para 400 alumnos, que se adentra en el patio abierto posterior y está servida por otro vestíbulo de corte clásico que se abre al paisaje exterior. Los cuerpos principales laterales albergan los laboratorios y se ordenan mediante tres crujías, con la central de paso. Posteriormente, en la década de 1980, se cerró el patio con un cuerpo que une los extremos de las alas principales.

El edificio de Físicas, perpendicular al de Químicas y unido por una galería a modo de puente en la primera planta, forma una H y, asimismo, un cuerpo en forma de cruz se adosa en la parte central con cátedras y museo.

El acceso se realiza en el eje de simetría y se corresponde con otro trasero de acceso a las cátedras. Una escalera imperial se encuentra en el vestíbulo principal apoyando este eje de acceso y otras dos laterales se disponen en el cruce del cuerpo central con los perpendiculares menores. Como en Químicas, los tres cuerpos principales de la H se organizan con tres crujías, la central de paso.

Tanto las cátedras de ambas facultades como el museo de Físicas presentan una espléndida estructura de hormigón armado firmada por Eduardo Torroja, con grandes luces e iluminación cenital.

Los alzados siguen la cuidada composición del resto de la Ciudad Universitaria, con un marcado carácter horizontal de paños de ladrillo visto y grandes huecos rasgados apoyados en impostas que recorren ambos edificios, sólo interrumpidas por los sencillos accesos, con aplacados de granito. De volúmenes precisos, se cuidan las articulaciones entre los pabellones, con curvas mendelshonianas en las escaleras de Químicas o grietas de sombra en los encuentros de Físicas.

Los interiores, asimismo muy trabajados y en perfecta integración con el exterior, recuerdan a los del resto de la Ciudad Universitaria, con carpinterías de madera y hierro, suelos de mármol, baldosa y terrazo in situ, mobiliario racionalista, panelados de madera, falsos techos elaborados y escaleras con elementos cerámicos.

Equipo redactor Arquitectura de Madrid y Arquitectura y Desarrollo Urbano. Comunidad de Madrid. Revisión y adaptación: Servicio Histórico, Fundación Arquitectura COAM: Alberto Sanz Hernando. Colaboradoras: Margarita Suárez, Beatriz Gutiérrez, Miriam Martín, María José Mier y Silvia Mata