Conjunto de la avenida de los EE UU

La implantación de este conjunto residencial alteró, con el mismo ideario, el plan inicial de Faria da Costa para el barrio de Alvalade, promoviendo la amplitud de los jardines y una mayor fluidez espacial. Así, la construcción continua prevista inicialmente, que creaba pequeñas plazas en «U» orientadas a la avenida, fue interrumpida y sustituida por una organización en bloques aislados: los mayores elevados sobre pilotis y dispuestos perpendicularmente respecto a la avenida, y los más pequeños cerrando el espacio libre en la perpendicular. Los bloques de mayor tamaño están agrupados en tres edificios con dos unidades de vivienda por planta donde se utiliza el sistema de distribución tradicional izquierda/ derecha. Con sus nueve plantas, estos bloques están formados por dieciocho viviendas de esquema izquierda/ derecha a las que da servicio un núcleo de comunicaciones verticales con ascensor, escalera y montacargas. El sistema estructural se basa en el habitual esquema porticado.

Cada una de las viviendas está compuesta por zonas diferentes que, siguiendo los dictados del movimiento moderno, los autores denominan según su función: estar, dormitorio, servicio. Los tres sectores perfectamente diferenciados están distribuidos a partir de un amplio vestíbulo de entrada. La sala de estar se abre en la parte delantera con un gran vano transparente, una puerta y un paño fijo (ambos de vidrio) que favorecen la continuidad espacial. La sala que atraviesa el bloque de lado a lado tiene en cada uno de los extremos un espacio al aire libre: al este un balcón, y al oeste una terraza profunda de cerca de 12 m². Una pequeña antecámara organiza el espacio de los dos dormitorios principales orientados al este. Un tercer dormitorio, unido directamente al vestíbulo, tiene baño en suite con acceso a las áreas de servicio, lo que indica que puede utilizarse como despacho o habitación de servicio. La zona de servicios alberga la cocina y un balcón con una pequeña zona de tendedero protegida por una celosía.

La organización de las fachadas refleja la métrica de la modulación global que se adapta a cada función específica según cinco tipos distintos, destacando en el alzado oeste el módulo correspondiente a la caja de escalera, el único marcado en toda la altura del edificio por una celosía de hormigón vibrado de color azul. Los restantes módulos están definidos por un dintel que se extiende a 2, 10 m de altura del suelo.
Ana Tostões