Conjunto de bungalós

Al dar la espalda a la carretera que discurre entre la playa y una colina pedregosa, los dos bloques de seis y siete apartamentos adosados que forman este complejo disfrutan de inmejorables vistas al mar. La alineación en paralelo con la costa y una sobria composición volumétrica son las claves de un proyecto que logra el máximo partido de la orientación este-oeste.

La imagen más reconocible del conjunto es la que presenta su hermética fachada a poniente. Separada del espacio público por una estrecha calle de acceso rodado y un cambio de cota, la voluntad urbana de esta trasera se hace patente en la serie de pequeños cubos en voladizo que con las sombras que arrojan identifican las entradas a cada vivienda. Instaladas cómodamente en la pendiente del solar, las viviendas se organizan en dos alturas: en la planta baja se dispone un salón-comedor pasante, la cocina, un aseo y un área de servicio que queda oculta; en la planta superior, tres dormitorios, un baño y una pequeña terraza.

Una construcción de bajo coste y fácil mantenimiento, instalaciones eficientes, el recurso de sencillos mecanismos de protección solar y el control absoluto de la escala remiten al oficio de sus autores. El enfoscado blanco y el color azul de las persianas mallorquinas abatibles originales acentúan el carácter amable de una obra personal y rebosante de optimismo mediterráneo.
José Parra