Apartamentos Malaret

Próximo al anterior y edificado casi a la vez, este conjunto de 56 viviendas unifamiliares estaba pensado como frente de un complejo más ambicioso que podría extenderse en horizontal hasta el límite de las salinas del Mar Menor. Los bungalós, pequeños prismas pareados de sencilla construcción y cubierta de teja a un agua, heredan las soluciones de las viviendas mínimas que, por aquellos años, Bonet había ensayado en sus prototipos de casas prefabricadas BGB y BSC. Repitiéndose en hileras paralelas, las unidades de dos viviendas se deslizan unas sobre otras, invirtiendo las orientaciones para favorecer la privacidad. Tratando de conseguir mejores vistas, los apartamentos se elevan del suelo sobre pilares metálicos, con lo que, además, se genera un espacio de sombra que permite ampliar el ámbito doméstico en el exterior y disfrutar de la totalidad de la parcela. La distribución de cada vivienda no ofrece dudas: una banda de carácter más público y una segunda crujía que alberga habitaciones y servicios. Es reseñable la posición de la cocina, oculta pero vinculada espacialmente al estar. De nuevo, las persianas mallorquinas, esta vez correderas, son responsables de la imagen de la obra. Con el fin de conseguir un equilibrio entre viviendas y equipamientos, Bonet duplicó de forma simétrica la disposición de las piezas a ambos lados de un edificio comercial que situó en el centro de la agrupación.
José Parra