Conjunto da Avenida Infante Santo

El conjunto residencial de la avenida Infante Santo explora las accidentadas condiciones morfológicas del terreno con una abstracción y artificialidad que evidencian una aproximación espectacular al estilo internacional y al ideario moderno más ortodoxo aplicado a la peculiar geografía de Lisboa.

Las construcciones de siete plantas ubicadas en el lado oeste son paralelas al alineamiento de la calle y crean un amplio paseo. El terreno en fuerte pendiente del lado este, sobreelevado con relación a la diagonal de la avenida, se aprovecha para crear una «meseta» de estilo «moderno». Es decir, una plataforma de nivel sobre la que se levantan cinco bloques aislados a los que da servicio una calle de uso privativo situada a la misma cota de la plataforma, que presenta una diferencia de nivel de más de ocho metros respecto a la avenida.

Designados en el plano como bloques tipo A, están divididos en dos cuerpos. Por un lado está el cuerpo de ocho plantas destinado a uso residencial, o bloque propiamente dicho, perpendicular a la avenida y apoyado sobre pilotis que dejan libre el suelo. Por otro, el de los establecimientos comerciales «que se encuentran alineados con la avenida y son el resultado, fundamentalmente, de la necesidad de crear muros de contención de los terrenos marginales». La solución estaba justificada, porque «además de facilitar el aprovechamiento de las condiciones topográficas del terreno, tiene la virtud de permitir la unión y el ajardinamiento de los terrenos donde se implantan las construcciones, haciéndolos aireados, agradables y, en una palabra, útiles».

El modo en que se emplea la estructura de hormigón pone de evidencia las innovaciones arquitectónicas y constructivas que siguen de cerca, ampliadas a la escala de un gran edificio, «los cinco puntos para una nueva arquitectura» fijados en 1927 por Le Corbusier.

Los bloques poseen una cubierta con terraza, y las losas «aligeradas» están construidas con elementos cerámicos, a excepción de un fragmento en voladizo realizado con una losa maciza.

Este conjunto, que adapta los principios del urbanismo moderno a la realidad de Lisboa, constituyó una intervención de éxito en la ciudad tradicional que recuperaba las «escaleritas» y azulejos lisboetas, al tiempo que asumía el principio moderno de la «integración de las tres artes».
Ana Tostões