Complejo Vistahermosa

El complejo es actualmente un barrio satélite de Alicante, y está pensado como una ciudad autónoma con todo tipo de equipamientos y servicios que incluyen tiendas, supermercado, escuela, iglesia, restaurante, instalaciones deportivas y clínica, según un proyecto construido en tres años para unos 2.000 habitantes de procedencia burguesa. La composición social no solo se debe a que la zona ya tenía consolidado su carácter con chalés decimonónicos y viviendas unifamiliares, sino que, de acuerdo con la promotora, el arquitecto abordó sus trabajos para una hipotética población de profesionales. Al igual que otras actuaciones suyas situadas junto a viales importantes, Vistahermosa se despliega tangencialmente al borde de la carretera de Valencia, y tiene unas buenas conexiones garantizadas, aunque siempre dependientes del automóvil.

Se observa que la cultura moderna está convenientemente asimilada cuando los tráficos peatonales y los rodados aparecen estrictamente segregados; esta premisa es una de las ideas rectoras de la ordenación general. Abundan en la misma filosofía tanto el cuidadoso estudio del soleamiento para la disposición de las distintas piezas residenciales como la relevancia de las orientaciones en la distribución de las plantas. El complejo consta de amplias superficies ocupadas por áreas verdes otra herencia de la Carta de Atenas , y se asienta sobre unos terrenos de perímetro triangular, cuya mala condición para cimentar afectará con el tiempo a la imagen de las cinco torres que, con refuerzos estructurales a lo largo de sus 16 alturas, marcan un límite visual de la obra. Conviene recordar que los estudios geotécnicos no estaban generalizados y que se estaba desarrollando la mecánica de suelos como disciplina científica. Todos los edificios se resuelven con hormigón armado, excepto los bloques menores, de cinco plantas, que presentan estructura mixta con muro de carga.

El proyecto es muy característico de su época en varios aspectos. Así, además de buen oficio para fijar criterios de escala y estrategias compositivas, muestra una gran confianza en la calidad arquitectónica para las soluciones urbanísticas, que llegan a identificarse más con temas de diseño que con un planeamiento oficial entonces carente de eficacia. Una serie de detalles de buena factura en control topográfico, cerramientos, escaleras, mallorquinas o celosías anuncian el interés de una trayectoria profesional reconocida, donde la apropiación del espacio al aire libre o la protección de los recorridos mediante porches o marquesinas aparecen reiteradamente a modo de firma de autor. La integración de las artes aquí se materializará con las colaboraciones de Manolo Baeza para los mosaicos del parque infantil y de Leopoldo Novoa para los murales de la cripta.
Carmen Jordá